Menú

INFORME: Montero y las aulas de ETA

El 2 de marzo de 2000, Manuel Montero, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, era elegido en el Aula Magna del Campus de Lejona rector de la Universidad del País Vasco por dos votos de diferencia respecto al otro candidato, Juan Ignacio Pérez. Hasta entonces, era decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV. En tres años, Montero se ha convertido en uno de los síntomas más claros de la enfermedad que padece la sociedad vasca.

L D (JSM) En su toma de posesión, Montero pronunció un discurso que cobra relevancia tres años después. El catedrático insistió en su apuesta por "una universidad plural, abierta y llena de vitalidad" en la que "todos tengan cabida", por lo que se comprometió a ser representante de "todos los sectores que la forman". Lugares comunes si no fuera porque entre esos “sectores”, el rector ha incluido de forma explícita a ETA.

El 16 de octubre de 2000 , siete meses después de su toma de posesión, Manuel Montero hablaba en la presentación de una ampliación del Campus. Los periodistas le preguntaron por el éxodo de profesores. Y si le hacían esa pregunta era porque, por ejemplo, el profesor Mikel Azurmendi, harto de ver pintadas amenazantes en la puerta de su despacho decidió marcharse a Estados Unidos. La misma impotencia y el mismo destino le esperaban a Txema Portillo, profesor de Historia Contemporánea. Y entonces Montero contestó a los periodistas que Portillo y Azurmendi no eran los únicos, “otros docentes han experimentado coacciones”. Eso sí “no puede deducirse que toda la UPV viva una situación de acoso generalizado y mucho menos que esté sucumbiendo al embate de la coacción”. Montero tenía razón, la coacción sólo la sufrían los no nacionalistas y eso, en la UPV, no es generalizado.

EL MIEDO. Pero no se trata sólo de acoso sino de terrorismo. El 23 de mayo de 2001, se supo que la revista estudiantil editada por el sindicato “Ikasle Abertzaleak” publicaba con detalle fotos y nombres de vigilantes de seguridad –necesarios en las aulas cuando se trata del País Vasco– con objeto de que ETA los eliminara. El 15 de febrero de ese mismo año la banda intentó hacerlo colocando una bomba bajo el coche de un vigilante. El joven condujo durante una hora con la muerte adosada bajo su asiento. No explotó, pero fue por un fallo eléctrico. En diciembre de 2000, el objetivo de otra bomba, colocada en un ascensor, era la profesora Edurne Uriarte. La reacción de Montero por estas fechas se limitó a firmar una declaración en una reunión con rectores de la CRUE. Lo más destacado de aquella reunión fue oír a un Manuel Montero con lágrimas en los ojos reconociendo algo: “Lo confieso, como rector de la UPV, tengo miedo”. Y continuaba, “...miedo a que, hartos de soportar coacciones, nos callemos. Miedo a que esto sea la antesala del fin de la democracia...”.

EL AVISO. Pocos días antes de ese revelador 15 de febrero de 2001 se produciría un hecho que, tal vez, fue clave para condicionar del todo la gestión de Montero como rector de la Universidad pública del País Vasco. Fueron unas palabras del conocido dirigente proetarra de la Mesa de HB, Carmelo Landa: llamó a movilizarse “de forma democrática y pacífica pero muy firme ante el desembarco reaccionario de rectores”. Todo un aviso que, dada su procedencia, debió convencer a Montero en adelante. Lo demostró en el fatídico febrero de 2002 capitaneando toda una campaña de acoso a la profesora Edurne Uriarte y a su tesis doctoral. Al otro lado estaba Francisco Letamendia, “Ortzi”, radical candidato que por poco le arrebata la cátedra.

EL GIRO. Treinta y ocho profesores de la UPV denunciaron públicamente el favoritismo de Montero y la Universidad en el caso Uriarte: “quienes viven amenazando disfrutan de todas las ventajas académicas y pueden ocupar los puestos que la violencia deja vacantes”. Revelaban los profesores la existencia de una trama mafiosa, de un terrorismo nítido que, por estar alojado en la Universidad, “no se persigue como se debe”. En suma “organizadores del terrorismo” dentro de las aulas. Pero Montero quiso zanjar la crisis de febrero como un “linchamiento mediático” contra su persona. Dijo que la prensa le hizo pasar “de héroe a villano” en una acertada comparación. La síntesis del rector era que , existiendo amenazas, éstas no implican que haya presión generalizada. Ni él mismo se creía sus palabras pero aquellas amenazas de Carmelo Landa sí que ejercían la presión adecuada hacia él.

Cuando se resolvió la cátedra de Historia a favor de Edurne Uriarte –la tesis de Letamendía era poco menos que un cuento nacionalista– Montero volvió a pasearse por la cuerda floja: reconocía presiones “altamente desagradables e incluso amenazas” pero deducía que “no cuestionaron el procedimiento”. Miembros de la Universidad y del tribunal que estudió el caso Uriarte, en concreto Joaquim Molins, reconocieron haber recibido amenazas. “Ortzi”, sin ir más lejos, dedicó algunas frases a Francisco Llera (el coordinador del Euskobarómetro) como aquél “...hueles a asturiano”.

Y EL ATAQUE. Montero dijo que se había fomentado “una histeria política y mediática en la opinión pública sobre lo que ocurre en el País Vasco”. Después de defender su actuación contra viento y marea cerró su análisis con una reflexión que choca con su trayectoria: “...si una decisión mía estuviese condicionada por el miedo, abandonaría”. ¿Por qué no lo hizo entonces cuando, entre lágrimas, reconoció que tenía miedo?

En el acto de apertura del Curso 2002-2003, Montero reclamaba “con la mayor urgencia la Ley Vasca de Universidades” ante los “riesgos que entraña la LOU para el desarrollo de la enseñanza superior en euskara”. Sus nuevos modos para defender que no hay problema en que el etarra Joseba Mikel Garmendia, experto en lavar dinero de ETA en las herriko tabernas, imparta clases de Economía Aplicada, son un salto cualitativo en su giro radical. Ahora, entre insultos a la clase política y al Gobierno, admite que él prometió defender la Constitución “no a los constitucionalistas”.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura