(Libertad Digital) Este informe es el resultado de una investigación realizada por la organización defensora de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán, entre 2003 y principios de 2004. A través de las 59 páginas de las que se compone el análisis, HRW denuncia el tratamiento que las tropas de EEUU dan a los civiles afganos a los que detienen arbitrariamente, usando una fuerza excesiva contra ellos.
En su informe titulado “Sufriendo la libertad: Abusos de EEUU en Afganistán” y recogido por la agencia EFE, HRW, organización defensora de los derechos humanos, ha denunciado las arbitrariedades cometidas con los detenidos y el excesivo uso de la violencia con los no combatientes en las operaciones de las fuerzas militares estadounidenses desplegadas en Afganistán.
La investigación documentó casos en los que las fuerzas estadounidenses utilizaron tácticas militares, incluyendo la fuerza letal sin haber sido provocadas, durante operativos para detener civiles en áreas residenciales no disputadas. De hecho, la mayoría de los casos analizados se desarrollaron en situaciones que no son de combate.
Según Brad Adams, director de la división de Asia de HRW, existen evidencias que sugieren "actos de tortura o de crueldad humana” contra los detenidos, y que las tropas de EEUU “los han tratado de forma degradante".
La existencia de centros de detención en bases militares de EEUU en Bragam, Kandahar, Jalalabad y Asadebad ha despertado la crítica de HRW. Aunque el informe rechaza también los abusos ejercidos por los talibanes u otras fuerzas antiestadounidenses, estas violaciones al derecho internacional "no puede ser excusa para que EEUU actúe igual", según Adams.
Auschwitz, en una prisión de Afganistán
Por otra parte, en mayo de 2002, el delegado de la Unión Europea en Afganistán, Klaus-Peter Kleiber, viajó a la prisión mayor del norte del país musulmán, situada en la localidad de Shibergan y que alberga a cientos de prisioneros talibán.
Tras la visita, Klaus-Peter Kleiber, declaró que era "similar al campo nazi de Auschwitz". “Los presos no tienen nada sobre los huesos, los tratan como a animales, es increíble, increíble”, se lamentó Kleiber, quien siguió describiendo lo que había visto: “No se pueden imaginar la cocina, eran como fantasmas mezclando la sopa, era horrible”.
Según uno de sus acompañantes del diplomático, la mayoría de los presos tenía entre nueve y 16 años.