Ibarra arremete contra Maragall y Chaves por inaugurar lo que será "el pillaje más absoluto"
Con una oratoria de diseño, diciendo los pecados y dejándose entender sobre el pecador, Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha arremetido contra sus compañeros de partido Manuel Chaves y Pasqual Maragall por “el vendaval de adjetivos” con el que algunas comunidades quieren distinguirse “y lograr réditos dinerarios”. La narración de Ibarra sobre la invitación que hizo Maragall a Chaves para apuntarse a las singularidades ha sido, horas después de las críticas de Rajoy a ZP, su primera irrupción clara sobre las reformas estatutarias desde que el PSOE está en el poder.
Maragall-Chaves y “el pillaje más absoluto”
Quizá lo más destacado de su discurso haya sido la forma en la que ha descrito un reciente episodio: la invitación de Maragall a Chaves para que Andalucía se convierta en el motor de los cambios estatutarios reclamando para sí sus singularidades. Así lo expuso Ibarra: "En cuanto uno ha levantado la veda y ha invitado a otro al club de los privilegiados, han saltado otros a pedir su adjetivo, a recordar su carácter histórico, a exhibir blasones apolillados, a querer ser nacionalidades y cosas así, al pillaje más absoluto".
A su juicio, esta actitud tiene un origen "infantil", el de "buscar insistentemente un cambio de nombre que haga aparecer como algo distinto de lo que se es", y es nociva para el país porque "desconcierta" a quienes pretenden lograr nuevas denominaciones para sus territorios y "confunde a quienes tenemos que relacionarnos con ellos".
Añade Ibarra que en esta "puja por acceder a los adjetivos más rimbombantes", se han tenido que escuchar términos como "nación, nacionalidad, comunidad nacional, nacionalidad histórica, nación cultural, región próspera, región periférica, región atlántica o euro región". Pero él zanjó la cuestión proponiendo el dilema shakespeariano, acomodado al asunto: "o español o no español, esta es la cuestión".
Ibarra defendió que, aunque "nadie está obligado a aceptar la España de hoy tal y como es", y se pueden plantear "debates o reivindicaciones", "lo que no aceptamos es que, desde una posición no española, se pretenda reducir, dividir o erosionar el territorio español. No estamos dispuestos a discutir con nadie la división o el empequeñecimiento de España". Tal era su determinación que recomendó a los que no quieran la España que el defendió a "individualmente pedir su renuncia a ella, sin pretender arrastrar a todo un pueblo a esa renuncia. En caso contrario se entenderá que se quiere ser español".
Puntualizó que los extremeños no renuncian a su identidad y que, en este sentido, para "reafirmarnos" desde hoy la Junta extremeña plantea a la Iglesia Católica que "resuelva definitivamente el contencioso de Guadalupe", el de un santuario cuya Virgen es patrona de Extremadura pero cuyo sitio, ubicado en la provincia de Cáceres, pertenece a la Diócesis de Toledo. "No es un capricho –explicó- ni siquiera una reivindicación. Es una necesidad. Cuando algunos pretenden difuminarnos en amalgamas autonómicas, los extremeños necesitamos reaccionar acentuando nuestra identidad española y exhibiendo nuestra identidad extremeña".
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