El nuevo ponente de la sentencia sobre el Estatut, el vicepresidente del Tribunal Constitucional, Guillermo Jiménez, cuyo mandato expiró en 2007, está considerado uno de los cinco miembros del sector conservador de este órgano, aunque a menudo se ha desmarcado de la línea mantenida por sus compañeros.
Ese carácter "díscolo", que se ha puesto de manifiesto en varias ocasiones durante la accidentada tramitación de los recursos que el PP, el Defensor del Pueblo y cinco Comunidades Autónomas contra el Estatuto de Cataluña, ha hecho que su voto fuera intensamente cortejado por el sector de izquierdas en su último intento de aprobar la sentencia.
El cortejo, sin embargo, no ha dado esta vez resultado, al contrario de lo que sucedió en diciembre de 2007, cuando Jiménez votó junto a el bloque de la izquierda para avalar la constitucionalidad del Estatuto valenciano y desestimando los recursos presentados por las Comunidades Autónomas de Aragón y Castilla-La Mancha.
Jiménez también dio la espalda al sector de derechas al salir en defensa de varios de sus compañeros de izquier, a los que el PP pretendía apartar de las deliberaciones sobre el recurso contra la reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC).
Nacido en Almadén (Ciudad Real) en 1940 -cumple este año, por tanto, los 70-, Jiménez es catedrático de Derecho Mercantil y dedicó buena parte de su vida a la Universidad, hasta que a finales de 1998 fue designado por el Senado magistrado del Constitucional, órgano del que se convirtió en vicepresidente en 2004.
Su mandato, por tanto, expiró en 2007 -como el de la presidenta, María Emilia Casas y los de Jorge Rodríguez-Zapata y Vicente Conde-, pero la falta de acuerdo entre el PSOE y el PP para renovar el tribunal -donde debe cubrirse también la vacante de Roberto García-Calvo, fallecido en 2008- le ha convertido en protagonista del periodo más turbulento de la historia del Constitucional.
Y eso que cuando conoció la noticia de su designación -y tras manifestar aquello de: "No sé lo que han podido ver en mí"- abogó por reducir "al mínimo tiempo posible la situación de interinidad" del tribunal, que había tardado diez meses -hoy lleva veintiocho- en ser renovado.
En julio de 2007, Jiménez hizo en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander otras declaraciones que difícilmente repetiría hoy y en las que decía que no había "ninguna polémica en el tribunal" sobre el Estatut.
Ahora se enfrenta a una misión imposible: sacar adelante una sentencia polémica en un tribunal que ha hecho de la interinidad su sello de identidad. Tal vez su pasado como presidente de la Cruz Roja en Sevilla le ayude en una tarea que va a requerir mano de cirujano y, sobre todo, muchos puntos de sutura.
Guillermo Jiménez, un conservador "díscolo" para una "misión imposible"
El nuevo ponente de la sentencia sobre el Estatut, Guillermo Jiménez, está considerado uno de los cinco miembros del sector conservador de este órgano, aunque a menudo se ha desmarcado de la línea mantenida por sus compañeros.
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