Guerra expresa su desacuerdo con la aprobación en el Parlamento de la resolución para negociar con ETA

L D (Europa Press) La reunión, que se extendió a lo largo de más de dos horas, se produjo a instancias del Foro de Ermua y dentro de la ronda de contactos que esta organización cívica ha emprendido con personalidades políticas, sindicales y de la sociedad civil. A este encuentro acudieron el presidente del Foro de Ermua, Mikel Buesa, Iñaki Ezquerra, Nicolás Redondo, Germán Yanke, Antonio Aguirre, Inmaculada Castilla de Cortázar, Gustavo Jaso y Joaquín de Paul. Las fuentes consultadas explicaron que habían detectado en el dirigente socialista una gran receptividad a sus planteamientos y grandes coincidencias, aunque no totales, sí muy amplias en cuanto al diagnóstico sobre la situación con el terrorismo de ETA, la política antiterrorista y la creciente influencia del nacionalismo.

 

Sobre la política antiterrorista del Gobierno, los asistentes del Foro de Ermua expusieron su preocupación por que se pueda estar produciendo una negociación con la banda terrorista y por la falta de sintonía entre el PP y el PSOE que deja al Ejecutivo en peor posición con respecto a ETA y refuerza a su vez la posición política de los etarras. Las fuentes consultadas explicaron que Guerra realizó, en este punto, una intervención muy en sintonía con lo que habían expuesto los integrantes del Foro de Ermua. Sobre la posible negociación con la banda, recordó que otros gobiernos del PSOE y del PP ya lo habían hecho. Expuso que este tipo de cuestiones han de llevarse con mucha discreción y realizó una valoración negativa de la resolución que había aprobado el Parlamento para emprender una negociación con ETA si se daban las circunstancias para ello. No obstante, expresó su convencimiento de que detrás de todos los rumores de negociación con la organización terrorista no hay realmente nada concreto.

 

 

Las diferentes fuentes consultadas por Europa Press explicaron que Alfonso Guerra se extendió mucho en sus explicaciones sobre las reformas de los estatutos de autonomía de Valencia y de Cataluña, así como en la creciente influencia del nacionalismo. Sobre esta última cuestión, Alfonso Guerra distinguió tres tipos de nacionalismo. Los ideológicos o etnicistas, en los que sitúa al nacionalismo vasco; el de la "pela", en el que sitúa al nacionalismo catalán y "los de la escoba", que tratan de barrer todo lo que pueden para casa.

 

En estos últimos incluyó a gobiernos autonómicos tanto del PP como del PSOE. Argumentó, en este sentido, que el comportamiento tradicional de los partidos nacionalistas de pedir siempre más ha acabado impregnando a los políticos de todos los partidos nacionales. Sobre esta cuestión, las fuentes consultadas explicaron que realizó una reflexión explicando que al final, estos partidos acaban perdiendo la ideología por defender sólo el interés de su CCAA. En este sentido, puso como ejemplo el hecho de que un socialista murciano reclame agua y un socialista de Castilla La Mancha se la niegue. No obstante, las fuentes consultadas explicaron que Guerra les animó a perseverar para superar este problema y evitar que el nacionalismo en general lo impregne todo.