Baltasar Garzón, el que fuera el magistrado estrella de la Audiencia Nacional, el mayor azote judicial de ETA, del Gobierno de Felipe González y los GAL, y el mismo que apoyó la primera parte de la negociación del Ejecutivo Zapatero con los terroristas de ETA, reaparece este domingo en el diario El País.
Tras dejar los tribunales españoles con rumbo a la Corte Penal Internacional, situada en la ciudad holandesa de La Haya, y tras unos meses de silencio, el juez suspendido se explaya a doble página en el suplemento Domingo del diario de Prisa. Eso sí, sigue al milímetro la doctrina de aquellos que quieren ver cambios en el mundo de ETA, exactamente, en Batasuna, su brazo político.
La primera píldora llega en el primer párrafo del texto, en el que Garzón dice que cualquier "observador imparcial" se sentiría "sorprendido" porque en España "la gran discusión no está centrada en la crisis económica. Ni en la conflictividad social, ni siquiera en la grave crisis del Sahara, sino en algo que en realidad no existe, pero que alguien, por claro interés, ha decidido que debemos discutir y debatir: ETA y su entorno y la supuesta posibilidad de un nuevo periodo de tregua como prolegómeno a un escenario de paz". Es decir, según el juez, el Gobierno Zapatero no estaría iniciando la segunda parte de su negociación con los terroristas.
"Por la contundencia de las opiniones y la cantidad de las mismas, pareciera que estamos en las inmediaciones del final negociado de la violencia terrorista. Para evitarlo se hacen admoniciones, advertencias apocalípticas, descalificaciones e incluso se convocan manifestaciones para impedir que esa inexistente negociación se alumbre", continúa argumentando el juez en la misma línea.
A su entender, lo que sucede es que algo está cambiando en el mundo de ETA, para lo que desgrana las diferencias que se habrían dado entre la banda terrorista, Batasuna y el resto de sus organizaciones satélites desde la ruptura del alto el fuego de la primera parte de la negociación, en junio de 2007, y el otoño de este 2010. Todo ello, para ensalzar el supuesto interés de Otegi y los suyos por centrarse exclusivamente en la política y para decirnos que no hay negociación sino disputa interna entre etarras y proetarras: "cabría preguntarse qué sentido tiene la situación generada en España por unos movimientos estrictamente internos de ETA y de la Izquierda Abertzale", añade.