Garzón, de juez a imputado, llega andando de la Audiencia al Supremo
Baltasar Garzón se desplazó andando desde la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo para declarar como imputado por los pagos en Nueva York. Medio centenar de medios le esperaban desde las siete la mañana, aunque no hizo declaraciones al entrar.
Esta nueva citación se produce en medio de la insólita campaña de ataques al Estado de Derecho, alimentada por PSOE y Gobierno.
Baltasar Garzón vuelve este jueves al Supremo arropado por una insólita campaña de la izquierda de presión al Supremo y de ataques al Estado de Derecho que comenzó con el discurso guerracivilista escuchado este martes en la Universidad pública. Sin embargo, a la entrada del Alto Tribunal el juez se ha encontrado prácticamente solo con los medios ya que sus seguidores han faltado en esta ocasión a la cita.
Los colectivos de defensa de la Memoria Histórica no acudieron a apoyar al instructor. Hoy, apenas media decena de curiosos se acercaron a comprobar el acceso del juez al alto tribunal y sólo una señora le apoyó con gritos de "inocente, inocente" en el momento en el que accedía al tribunal. Otro hombre portaba una pancarta en la que se podía leer: "España del revés. Corruptos y fascistas juzgan al juez".
En esta nueva visita al Supremo, Garzón deberá responder por los cobros de los cursos que impartió en la Universidad de Nueva York durante los años 2005 y 2006. Dichos cursos fueron patrocinados por el Banco Santander.
El instructor del caso, el magistrado Manuel Marchena, le citó el pasado mes de marzo como imputado de los presuntos delitos de prevaricación y cohecho. Es la segunda vez en siete meses que Garzón acude al Supremo para justificar sus dudosas actuaciones judiciales.
El pasado mes de diciembre salió a la luz pública que Garzón pidió en una carta, que contenía su firma, a Emilio Botín que financiase los seminarios que dirigió en la ciudad estadounidense. A posteriori, ya en España, el magistrado archivó una querella que se interpuso en su juzgado contra altos cargos de la entidad bancaria que lo patrocinó.
Estos hechos hicieron que el pasado enero la Sala de lo Penal del Alto Tribunal admitiera a trámite la querella interpuesta por los letrados José Luis Mazón y Antonio Panea contra el instructor. El objetivo de la investigación que se lleva a cabo ahora es aclarar si en la entrega del dinero por parte del Santander al juez "medió el hecho de tratarse de un juez de instrucción de la Audiencia Nacional o si por el contrario tal cosa puede valorarse como una mera suposición o conjetura".
Según fuentes del alto tribunal, el magistrado también ha llamado a declarar el día 21 de abril a otras a tres personas cuya comparecencia, en calidad de testigos, había solicitado la acusación popular, que ejercen los abogados Antonio Panea y José Luis Mazón.
Los testigos son María del Mar Bernabé, funcionaria de la Administración de Justicia que acompañó a Garzón como asistente durante su permanencia en Nueva York, donde disfrutaba de un permiso de estudios; Laura Turégano, responsable del Centro Juan Carlos I de la Universidad, que organizó los cursos; y el ex director del centro universitario James D. Fernández.
Ésta es una de las tres causas que tiene pendientes el juez estrella en la última instancia española. Desde hace una semana Garzón sabe que deberá sentarse en el banquillo de los acusados y que se verá obligado a abandonar la Audiencia Nacional por declararse competente para abrir una causa general a la Guerra Civil y el franquismo. Junto al caso de los cobros de Nueva York y el de la Memoria Histórica, el juez se enfrente a una tercera causa por ordenar intervenir conversaciones en prisión entre varios imputados en el caso Gürtel y sus abogados.
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