L D (Agencias) Según informaron fuentes del arzobispado a la agencia Europa Press a través de Avan, el arzobispo de Valencia considera que la lealtad institucional "exige que las responsabilidades de gobierno no sean encomendadas a quienes las vayan a usar para debilitar o fragmentar la comunidad".
En este sentido, el prelado advierte de que "los radicalismos y los modos tajantes de imponer un programa no son tolerables", en referencia a las "mayorías coyunturales que apoyan la acción de gobierno sin compartir la misma visión de la comunidad política". Con esta práctica, "se fomenta una grave contradicción política y se propone un duro golpe contra el buen sentido de los ciudadanos que quieren vivir en unidad y en paz", señala el prelado.
"A una sociedad democrática le repugna un gobierno que quiera dirigir sus creencias a golpe de silbato"
En su carta, que titula "Lealtad institucional y madurez democrática", monseñor García-Gasco afirma que una sociedad democrática "supone personas activas, con criterio, que tienen sus propias convicciones y que les repugna un gobierno que quiera dirigir sus creencias a golpe de silbato". El prelado sostiene que "la virtud propia del buen gobernante es la lealtad con su comunidad, la lealtad institucional", y ello le obliga "a respetar el bien común, y a rectificar aquellas propuestas electorales que chocan con el bien de las personas y de la sociedad". De este modo, "la recta acción de gobierno debe tener en cuenta sólo el bien común, sin ser cautiva de los intereses de unas minorías radicales".
De igual modo, el arzobispo de Valencia manifiesta en su carta que "una sociedad libre valora de modo muy positivo que los ciudadanos expresen comunitariamente sus convicciones con pleno respeto a los demás, especialmente las religiosas". En este sentido, la lealtad institucional "exige que la libertad religiosa sea bien entendida y practicada". A este respecto, subraya que "la acción de gobierno no puede desconocer el papel de las comunidades religiosas en la contribución al bien común", sino que, al contrario, "debe aceptar que a través de los códigos éticos de los creyentes se está expresando una comprensión del bien humano que no le corresponde al poder político cambiar".
En el caso de Valencia y sus expresiones religiosas, el arzobispo elogia que "los valencianos tenemos la dicha de podernos manifestar así como pueblo". Cita como ejemplo las recientes fiestas de la Mare de Déu, en las que "se genera una colaboración entre el gobierno autonómico, el municipal y la comunidad cristiana que se traduce en la satisfacción de las personas, las familias y de la comunidad cristiana por poder manifestar el amor a la Mare de Déu de manera pública, alegre, festiva y profundamente sentida". Todo ello "hace comprender que Valencia tiene una de sus señas de identidad más noble en la veneración hacia su Patrona", según monseñor García-Gasco.