(Libertad Digital) El editorial de Gara de este lunes –"Hay que poner fin a la dispersión"– parte de una realidad aunque interpretada desde otro punto de vista. Dice que la dispersión de presos etarras respondía al "objetivo de quebrar un colectivo que en la unidad encontraba fortaleza para resistir las duras condiciones carcelarias que se le imponían". Lo cierto es que la concentración de presos etarras suponía que la banda no perdía su cohesión con las detenciones, se controlaba la disidencia y se formaban auténticas cúpulas entre rejas.
Que la situación de dispersión se mantenga se entiende, al decir del editorialista de Gara "sólo desde una lógica de guerra". Así que, como sugerencia, dice que "por eso, a medida que los augurios y esperanzas que las declaraciones y gestos que se están produciendo en torno a la posibilidad de una superación del conflicto se concretan en acciones, esa estrategia de guerra contra los presos pierde sentido y se impone la necesidad de cerrar ese capítulo".
Como en ocasiones anteriores, Gara se permite lanzar directamente al Gobierno las condiciones de la negociación con la banda terrorista. Lo hacen sin rodeos. debiera estar en un lugar primordial en la agenda de todo aquel que pretenda acercarse a la realidad de este país con el objetivo de avanzar hacia la normalización de la vida política.