(Libertad Digital) La proximidad del 25 de mayo –elecciones municipales y autonómicas– hace estragos entre los políticos. Tanto desde el PP como desde el PSOE e IU, se está midiendo cómo la guerra de Irak afectará al resultado. Aznar se dirigió este sábado a los políticos y militantes del PP para decirles que llevan la cabeza alta y no se escondan, que presenten un “balance fantástico” y que se preparen porque “ganamos bien las elecciones”. La arenga de Aznar era una llamada de ánimo tras en medio de la ola de violencia desatada contra el PP por apoyar a EEUU y Reino Unido en lo que ya puede significar el final del régimen dictatorial de Sadam Husein.
Pero Alberto Ruiz Gallardón, actual presidente regional de Madrid y candidato a la alcaldía, sigue en su política de poner la otra mejilla. No es la oposición la que tiene que acercarse sino que los que gobiernan deben tender puentes. La situación política recuerda al escenario que acontece en otra comunidad autónoma.
Quien debe acercarse es el Gobierno
Gallardón, en declaraciones a la agencia de noticias Europa Press, dice que lo más importante en la vida política española es reestablecer los diálogos rotos por la fractura social que ha producido la guerra en España: "Yo creo que la responsabilidad que tenemos los que ejercemos la responsabilidad del Gobierno es tender puentes con aquellos que han discutido la posición del Gobierno en este conflicto y acabar con la fractura social. Yo, como presidente de la Comunidad de Madrid, no quiero que queden heridas ni cicatrices". Por el momento, las cicatrices –en el sentido estricto del término– sólo están visibles en las más de 300 sedes del partido atacadas y en el rostro de algún político del PP, debido a las agresiones. Pero Gallardón se refiere a las heridas y cicatrices sociales.
Así que, según Gallardón "desde el más absoluto respeto, aunque con discrepancias, todos estamos obligados a recuperar el diálogo".
El fin de la guerra en Irak y el papel de la ONU como punto de encuentro
Aprovecha Gallardón para calmar las aguas políticas que el régimen de Sadam Husein toca a su fin. Sería para él un “punto de encuentro”. Pero no menciona que es la oposición la rechazó una intervención militar en Irak sin la que ahora Gallardón no podría celebrar nada. En este sentido, el presidente de la comunidad madrileña espera que el giro de Chirac o de UDC se contagie a quienes llevan dos meses llamando asesinos a los políticos del PP.
El otra punto de encuentro es si cabe más polémico y paradójico: el protagonismo de la ONU en la recuperación de la soberanía para los iraquíes. Lo que pide Zapatero. Quizá Gallardón no recuerde que el viernes Aznar reprochó al socialista reclamar un papel predominante de la ONU cuando negó la validez de cualquier resolución que emanara del Consejo y que fuera contraria a lo que él defendía. Incluso llegó a minimizar la importancia del papel de los inspectores de Naciones Unidas en su momento.
Sin embargo, el gobernante madrileño tiene espacio para defender que España ha actuado por convicción y que las encuestas no pueden marcar la política de un Gobierno. “El Gobierno ha hecho lo que pensaba que era mejor para España y ha estado con quien pensaba que debía estar. Desde luego cuando se mire el proceso con una mirada serena y ecuánime, pensaremos que España ha estado con las dos democracias más antiguas de Europa y América, que es una compañía sólida en la defensa de los derechos humanos, de los valores democráticos y de dignidad de la persona".
Pero Alberto Ruiz Gallardón, actual presidente regional de Madrid y candidato a la alcaldía, sigue en su política de poner la otra mejilla. No es la oposición la que tiene que acercarse sino que los que gobiernan deben tender puentes. La situación política recuerda al escenario que acontece en otra comunidad autónoma.
Quien debe acercarse es el Gobierno
Gallardón, en declaraciones a la agencia de noticias Europa Press, dice que lo más importante en la vida política española es reestablecer los diálogos rotos por la fractura social que ha producido la guerra en España: "Yo creo que la responsabilidad que tenemos los que ejercemos la responsabilidad del Gobierno es tender puentes con aquellos que han discutido la posición del Gobierno en este conflicto y acabar con la fractura social. Yo, como presidente de la Comunidad de Madrid, no quiero que queden heridas ni cicatrices". Por el momento, las cicatrices –en el sentido estricto del término– sólo están visibles en las más de 300 sedes del partido atacadas y en el rostro de algún político del PP, debido a las agresiones. Pero Gallardón se refiere a las heridas y cicatrices sociales.
Así que, según Gallardón "desde el más absoluto respeto, aunque con discrepancias, todos estamos obligados a recuperar el diálogo".
El fin de la guerra en Irak y el papel de la ONU como punto de encuentro
Aprovecha Gallardón para calmar las aguas políticas que el régimen de Sadam Husein toca a su fin. Sería para él un “punto de encuentro”. Pero no menciona que es la oposición la rechazó una intervención militar en Irak sin la que ahora Gallardón no podría celebrar nada. En este sentido, el presidente de la comunidad madrileña espera que el giro de Chirac o de UDC se contagie a quienes llevan dos meses llamando asesinos a los políticos del PP.
El otra punto de encuentro es si cabe más polémico y paradójico: el protagonismo de la ONU en la recuperación de la soberanía para los iraquíes. Lo que pide Zapatero. Quizá Gallardón no recuerde que el viernes Aznar reprochó al socialista reclamar un papel predominante de la ONU cuando negó la validez de cualquier resolución que emanara del Consejo y que fuera contraria a lo que él defendía. Incluso llegó a minimizar la importancia del papel de los inspectores de Naciones Unidas en su momento.
Sin embargo, el gobernante madrileño tiene espacio para defender que España ha actuado por convicción y que las encuestas no pueden marcar la política de un Gobierno. “El Gobierno ha hecho lo que pensaba que era mejor para España y ha estado con quien pensaba que debía estar. Desde luego cuando se mire el proceso con una mirada serena y ecuánime, pensaremos que España ha estado con las dos democracias más antiguas de Europa y América, que es una compañía sólida en la defensa de los derechos humanos, de los valores democráticos y de dignidad de la persona".