Alberto Ruiz Gallardón ha sido entrevistado este martes en la cadena Ser, y sólo su recibimiento ya ha sido revelador de los derroteros que tomaron el resto de la entrevista: "Recibimos al alacalde, un gran oyente de radio y de la Ser". Así lo confirmaba él mismo.
Precisamente la Ser ha publicado hoy mismo uno de sus barómetros, en el que además de otros aspectos, se decía que el 56,4 de los españoles preferirían que fuera Alberto Ruiz Gallardón el vencedor de unas hipotéticas elecciones primarias en el PP, por encima de Esperanza Aguirre y Jose María Aznar.
Y, por supuesto, la primera pregunta masaje de Carles Francino, discurrió en este sentido: "Aparece usted como figura preferida de los ciudadanos como cartel electoral del PP.¿Le hacen sentir incómodo estos resultados?" le inquirió. El alcalde madrileño desplegó la diplomacia para hablar mucho y no decir nada, divagando sobre el partido "somos una marca solvente, una marca creíble" afirmaba. Además, también reflexionó: "Si Rajoy es presidente del partido es porque le hemos apoyado todos, también porque yo lo he apoyado" aseveraba. Y lanzaba una clara petición: "Si alguien confía en mí, le pido que traslade esa confianza a Mariano Rajoy" y descartó que se tratase de "una razón de disciplina de partido".
El resto de la entrevista discurrió entre el tedio y lo ya conocido. El alcalde madrileño respondió con toda serie de correctismos políticos vacíos de contenido, que su entrevistador, Carles Francino no contratacó, sino que le permitió largos circunloquios sin presentarle batalla.
Sobre otros asuntos, Gallardón contó que ya le ha enviado a Zapatero la carta que éste le solicitó en el desfile del 12 de Octubre, y descartó que el PP vaya a asumir movimientos como el Tea Party, porque "no soy en absoluto partidario de que se formen fuera de los partidos corrientes que se puedan condicionar a los partidos" y aseveró que el movimiento "no me parece una buena fórmula".
Una entrevista, en resumen, en la que Gallardón no plantó batalla al PSOE –su adversario político- ni Carles Francino puso en ningún aprieto a Gallardón –su contrario político-.