(Libertad Digital) En La Mañana del Fin de Semana de la Cope, Francisco Caja ha explicado que sintió "vergüenza ajena" el pasado jueves cuando escuchó al presidente del Gobierno, entrevistado por Gabilondo en Cuatro, que "en Cataluña hay convivencia absoluta en la normalidad lingüística entre el castellano y el catalán. Existe algún caso aislado de algún problema absolutamente circunstancial y es curioso que salga ahora en medio de este debate. Hay buena convivencia. Pero excitar los sentimientos no es una buena vía".
Dice el presidente de la plataforma Convivencia Cívica catalana que "es absolutamente falso y el presidente de nuestro Gobierno sabe que está mintiendo". Además, lamenta que el nuevo Estatuto imponga "una cosa terrible para todos nosotros que es el deber general de conocimiento de la lengua catalana". Según ha explicado Caja, "Zapatero sabe o debe saber", que ese deber general de conocimiento de la lengua catalana fue rechazado explícitamente por las Cortes Constituyentes. El representante la Minoría Catalana del Congreso, Trías Fargas, presentó una enmienda, la numero 105, que imponía justamente ese deber general de conocimiento y fue rechazada mayoritariamente en aquel momento en las Cortes Constituyentes y eso lo debería saber el señor Zapatero.
Ni en el Parlamento catalán ni en los comercios
Caja ha recurrido a los ejemplos para refrescar la memoria al presidente del Gobierno y rebatirle cuando sostiene que hay normalidad lingüística: "Si él considera normal que en Cataluña no podamos educar a nuestros hijos en castellano, yo no sé, ya es cuestión de que revise, vaya nuevamente a la escuela, por supuesto si está en Cataluña tendrá que hacerlo en catalán, y revise el sentido de las palabras más elementales como "normal". ¿Es normal que desde hace ocho años en el Parlamento de Cataluña no se pronuncie una sola palabra en castellano? ¿Es normal que se imponga a los comerciantes que rotulan en la lengua oficial del estado que sean multados, sancionados por ese hecho? Es ya un descaro la desvergüenza de nuestro presidente, es ya inenarrable".
Además, la plataforma ha denunciado que el tripartito al impedir que los escolares se eduquen en castellano, está entrando "en el domicilio de los particulares, de un ámbito que corresponde a lo privado absolutamente". Y ha recuperado un dato "estremecedor": en Cataluña, el fracaso de los castellano-hablantes es del 42,6 por ciento, prácticamente uno de cada dos escolares castellano-hablantes está condenado al fracaso escolar mientras que los catalano-hablantes tienen un índice de fracaso escolar del 18 por ciento. 24 puntos de diferencia. "¿Eso es normal, señor Zapatero? No es normal, no es absolutamente normal", le ha reprochado Caja.
Policía lingüística en los colegios
En esa situación "normal" que aprecia Zapatero "lo más gordo es que han dispuesto para este año un sistema de comisarios político-lingüísticos que le llaman, es terrible el nombre, evoca los regímenes totalitarios, el coordinador lingüístico de interculturalidad y de cohesión social del centro. Con ese bonito nombre ese señor está encargado de que en cada escuela, privada y pública, se controle hasta el patio, hasta el recreo, la lengua de los escolares para que exclusivamente hablen el catalán. Eso es una policía lingüística y el señor Zapatero, si eso lo considera normal..." La conclusión que saca Francisco Caja es que Zapatero no quiere enterarse de la realidad. Por eso, le ha invitado a que visite las escuelas catalanas "y se entere ya de una puñetera vez qué está pasando en Cataluña, si hay o no hay problemas lingüísticos, si es que es un insulto. El negacionismo es lo que más indigna a las personas, negar esa situación es un acto que podemos calificar de criminal".
Zapatero estará en Barcelona el próximo sábado pero para vender las excelencias de ese nuevo Estatuto que recoge la obligación de saber el catalán. Para ese día, Convivencia Cívica Catalana ha preparado un acto con el que denunciará la "atrocidad antidemocrática que es el Estatuto de Cataluña (...) Sobre todo perjudica a los catalanes porque convierte Cataluña en una ínsula Barataria, una especie de republica bananera donde no hace falta más que leer el Estatuto para darse cuenta de la monstruosidad, nos convierte en diferentes realmente, pero para peor".