El Supremo dice 'no' a Garzón y pone en apuros al actual instructor de Gürtel

El magistrado del Tribunal Supremo Alberto Jorge Barreiro ha dictado este jueves un auto donde rechaza las pruebas solicitadas por el juez Baltasar Garzón en el caso de las escuchas de Gürtel. Destaca que, en el momento de acordar las mismas, el juez suspendido de la Audiencia Nacional "no tenía dato incriminatorio alguno" contra los letrados de los presos.

Actualmente, Baltasar Garzón se encuentra imputado en esta causa –a la espera de que el TS le abra juicio oral- por los delitos de prevaricación y contra las garantías constitucionales tras haber ordenado intervenir las conversaciones entre los principales imputados en la trama de corrupción y sus abogados en la prisión de Soto del Real (Madrid) cuando fue el primer instructor del caso.

Según señala este jueves el Alto Tribunal, no procede practicar las nuevas diligencias solicitadas por el juez suspendido ya que "parece obvio que la investigación de los hechos se halla concluida en esta fase procesal de instrucción".

De esta forma, el Supremo responde a la petición que el pasado 20 de octubre formuló Garzón para que se tomara declaración a varios testigos en el marco de esta causa, entre ellos al actual instructor de Gürtel, Antonio Pedreira. Además, el juez estrella instó a que se uniera al procedimiento una serie de documentos con el contenido de las grabaciones de las conversaciones interceptadas bajo su orden entre los cabecillas de la trama y sus letrados en prisión.

Sin embargo, el magistrado Jorge Barreiro rechaza ahora esta solicitud y manifiesta que "se trata de diligencias que no resultan imprescindibles ni determinantes" en la investigación de los hechos.

Toque de atención a Pedreira

Por otra parte, el Supremo reprocha al juez estrella que su defensa no interesó "ninguna diligencia en los meses sucesivos en los que se tramitó la instrucción, desde mayo a octubre del presente año", por lo que -señala el instructor- "esas diligencias no se consideran esenciales pues si realmente fueran necesarias ya las habría solicitado la parte en su momento cuando se le dio opción para ello". Es decir, cuando el Alto Tribunal concedió el pasado mes de mayo un plazo de ocho días a las partes para que solicitaran la práctica de cuantas pruebas consideraran oportunas.

Por otro lado, la resolución judicial subraya que "carece de fundamento" que Garzón quiera ahora que el instructor actual del caso Gürtel, Antonio Pedreira, testifique a su favor. "No se aporta argumento alguno acreditativo de que la declaración de ese testigo llegara a alcanzar una eficacia que fuera determinante de la exclusión de la antijuridicidad indiciaria de la conducta del querellado", reza la resolución judicial.

No obstante, y sobre las grabaciones interceptadas que dieron lugar a este proceso penal, el magistrado Alberto Jorge Barreiro da un toque de atención a su colega Antonio Pedreira, quien desde hace "nada menos que un año y casi siete meses" mantiene bajo secreto de sumario dichas comunicaciones.

Asimismo, Jorge habla de lo que es un secreto a voces en el mundo jurídico: en un auto de 20 de abril Pedreira habría prorrogado las escuchas indiscriminadas de Garzón. "Según ya han alegado varias partes en la presente causa, el referido instructor del Tribunal Superior de Justicia de Madrid prorrogó las intervenciones telefónicas acordadas por el ahora querellado", subraya el auto.

En este sentido, el juez del Alto Tribunal deja claro que no llevará a cabo ninguna actuación procesal más en esta causa hasta que no se levante el secreto de las actuaciones decretado por el tribunal madrileño, para que así puedan unirse a esta causa dichas conversaciones.

Es decir, en el presente auto el magistrado deja la causa paralizada hasta que el instructor de TSJM levante el secreto del sumario donde se investiga a la trama de corrupción. Una vez alzado éste, sólo quedará que se dicte el auto de apertura del juicio oral por parte de Jorge Barreiro para sentar en el banquillo a Baltasar Garzón. Algo que previsiblemente hará el magistrado ante los "claros" indicios delictivos que pesan contra Garzón.