En la sede del PP no queda rastro de la euforia vivida tras las últimas citas electorales y el ambiente empieza a semejarse al vivido tras el congreso de Valencia, cuando el liderazgo de Mariano Rajoy quedó en entredicho por sus propios compañeros de partido.
Según fuentes consultadas por Libertad Digital, el caso Gürtel lo invade todo hasta tal extremo que el partido ya no es noticia por su principal función, que debería ser la labor de oposición al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. El enfado es mayúsculo en el Congreso de los Diputados, donde Soraya Sáenz de Santamaría lamenta que las propuestas de su grupo caigan, en su mayoría, en saco roto.
El argumento suena mucho al esgrimido hace poco más de un año, en plena crisis interna. Pese a la nefasta gestión del Gobierno y los malos datos económicos que siguen azotando a España, el PP no despega en las encuestas y los ciudadanos desconocen sus proyectos, que ven día tras día en las portadas la presunta trama de corrupción.
Un panorama del que es consciente el líder del partido que, sin embargo, sigue en su idea de "manejar los tiempos" y esperar "a ver cómo terminan las cuestiones judiciales". Eso sí, su vara de medir varía dependiendo de sobre quién se le pregunte.
Si bien mantiene su confianza en el presidente de la Generalidad, Francisco Camps, fuentes consultadas aseguran que la ha perdido "completamente" en el caso del tesorero del partido, Luis Bárcenas. "El que tuviera que decir que no le chantajea es muy clarificador", argumentan.
La pregunta ahora es si Rajoy se atreverá a forzar la marcha de Bárcenas una vez haya dejado claro que no tiene ninguna intención de marcharse. En la dirección nacional son mayoría los que piensan que su líder no puede esperar más y debe apartarle de las cuentas de la formación. Así se lo habrían expresado, entre otros, María Dolores de Cospedal y Esteban González Pons. Por el contrario, Ana Mato y Javier Arenas habrían intercedido a favor del todavía tesorero.