Con la vuelta de la vida parlamentaria, Manuel Chaves ha tenido que volver a hablar del caso Matsa. Durante las vacaciones de los diputados, el vicepresidente recibió la mala noticia de la sentencia del TSJA que apunta que debió ser expedientado por la Junta por subvencionar con diez millones a la empresa en la que trabajaba su hija. Hoy tuvo que rendir cuentas.
El diputado popular Rafael Merino le acusó, tras recordar el fallo, de haber "mentido en esta cámara día tras día". A su juicio, lo que dice la sentencia "es que el PP está diciendo la verdad" y Griñán no quiso abrirle expediente porque podría desembocar en la inhabilitación del vicepresidente. "Si su actuación es tan limpia y tan legal, ¿por qué no permiten una comisión de investigación?".
Merino apuntó que la sentencia dice que debió inhibirse y que inclumplió la Ley de Incompatibilidades. "A usted sólo le cabe la dimisión, por haber mentido a los andaluces, a los españoles, a los magistrados y a los diputados", sentenció.
Un Chaves acorralado optó por negarlo todo y devolver al PP la acusación de mentir: "Cuando se utiliza la mentira por bandera es necesario buscar mentiras todos los días y a ese juego sucio usted se ha aplicado todos los días". "Hay resolución del Tribunal Supremo que dice que fueron falsas las acusaciones que ustedes me hicieron", sostuvo Chaves, y "ahora usted vuelve a mentir manipulando una sentencia del ámbito contencioso-administrativo" y que, según él, "se limita a ordenar que se abra expediente" para determinar si se tuvo que inhibir o no.
Para Chaves, el otro tema "es ya cosa juzgada" y por mucho que el PP "repita una mentira, no se va a convertir en verdad". "Ustedes piden mi dimisión pero yo no he sido condenado ni imputado", punto en el que Chaves optó por echar balones fuera y mentar a Camps: "Dirija usted la mirada a Castellón, a Valencia, a compañeros suyos que fueron vitoreados. Y si no quieren mirar tan lejos, dirija usted su mirada a algún escaño del grupo parlamentario popular".