L D (EFE) El portavoz del PP en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui, se ha mostrado "francamente sorprendido" de que el Gobierno español aún no haya emitido un comunicado oficial tras la consulta en la colonia británica, en la que recordó, sólo han participado la mitad de los gibraltareños y de ellos, poco más de 7.000 apoyaron la reforma constitucional. "Algo falla y está claro que las autoridades han estado vendiendo humo", subrayó.
El portavoz del PP ha aprovechado también para acusar al Gobierno español de haber cometido "errores graves" y "cesiones nada lógicas" en las últimas negociaciones con el Reino Unido que, a su juicio, tendrán consecuencias a "medio e incluso a corto plazo".
El portavoz del PP ha aprovechado también para acusar al Gobierno español de haber cometido "errores graves" y "cesiones nada lógicas" en las últimas negociaciones con el Reino Unido que, a su juicio, tendrán consecuencias a "medio e incluso a corto plazo".
La reforma de la Constitución de Gibraltar fue respaldada este viernes por el 60,2 por ciento de los habitantes del Peñón, un apoyo que, según el ministro principal, Peter Caruana, garantiza la soberanía británica y "deja ya en la historia las características coloniales" de la relación con el Reino Unido. Un total de 7.299 personas votaron a favor y 4.574 (el 37,75 por ciento) en contra del texto constitucional, que recorta los poderes del gobernador nombrado por el Reino Unido, incrementa la independencia del sistema judicial y otorga más competencias para las autoridades locales.
Caruana: "una relación de libertad que no está basada en el colonialismo"
Tras comparecer ante un centenar de personas reunidas en el John Mackintosh Hall, donde se instaló la Oficina del Referéndum, Caruana destacó a los periodistas el "éxito" de un texto que crea una relación "moderna y madura" con el Reino Unido, "sin tocar la soberanía británica, ni afectar a aquellos supuestos derechos que reclama a España" y que, recordó, Gibraltar rechaza. Caruana recalcó que la Constitución, que reforma la carta otorgada de 1969, no aborda el Tratado de Utrecht, sino que, "y así lo ha dicho el propio gobierno británico, establece una relación de libertad (con Gran Bretaña) que no se puede decir que esté basada en el colonialismo".
Por su parte, el líder de la oposición, Joe Bossano, alertó de la baja participación y achacó ese desinterés a que "mucha gente no cree que le estábamos dando la oportunidad de ejercer su derecho de autodeterminación y porque aunque el señor Caruana diga que la dimensión española no tiene nada que ver, yo creo que sí que tiene que ver, y mucho". En este contexto, recordó que el Ministerio de Exteriores español sostiene desde marzo, cuando las autoridades británicas y gibraltareños acordaron la Carta Magna, "que tiene garantías del Reino Unido de que esto no cambia absolutamente nada en el concepto del estatus internacional de Gibraltar y que la descolonización sigue pendiente de una futura negociación bilateral".
En la consulta, en la que se debía votar "sí" o "no" a la reforma constitucional "en ejercido del derecho a la autodeterminación", participaron un total de 12.120 personas, el 60,41 por ciento de las 20.000 con derecho a voto. Se trata, según los datos de la Oficina del Referéndum, de una de las participaciones más bajas de las últimas elecciones celebradas en el Peñón y supone 28 puntos menos que la registrada en el referéndum de 2002, cuando los gibraltareños votaron abrumadoramente en contra de una soberanía compartida de la colonia entre España y el Reino Unido. La jornada electoral, con doce mesas abiertas desde las 9.00 hasta las 22.00 horas, estuvo marcada en general por la indiferencia de los gibraltareños.
El Gobierno británico, tras consensuar el pasado mes de marzo con las autoridades gibraltareñas el nuevo texto, reconoció como reivindicaban los "llanitos" que el referéndum sería un ejercicio del derecho a la autodeterminación, aunque precisó también que la independencia de la colonia sólo podría ser una opción "con el consentimiento español", en cumplimiento del artículo 10 del Tratado de Utrecht. Con estas precisiones de Gran Bretaña, el Gobierno español ha restado importancia al referéndum y, días antes de que se celebrara la consulta, fuentes del Ejecutivo aseguraron a Efe que se trataba de un acto político de Caruana de cara a los habitantes de la colonia, "sin ningún valor jurídico".
Tras comparecer ante un centenar de personas reunidas en el John Mackintosh Hall, donde se instaló la Oficina del Referéndum, Caruana destacó a los periodistas el "éxito" de un texto que crea una relación "moderna y madura" con el Reino Unido, "sin tocar la soberanía británica, ni afectar a aquellos supuestos derechos que reclama a España" y que, recordó, Gibraltar rechaza. Caruana recalcó que la Constitución, que reforma la carta otorgada de 1969, no aborda el Tratado de Utrecht, sino que, "y así lo ha dicho el propio gobierno británico, establece una relación de libertad (con Gran Bretaña) que no se puede decir que esté basada en el colonialismo".
Por su parte, el líder de la oposición, Joe Bossano, alertó de la baja participación y achacó ese desinterés a que "mucha gente no cree que le estábamos dando la oportunidad de ejercer su derecho de autodeterminación y porque aunque el señor Caruana diga que la dimensión española no tiene nada que ver, yo creo que sí que tiene que ver, y mucho". En este contexto, recordó que el Ministerio de Exteriores español sostiene desde marzo, cuando las autoridades británicas y gibraltareños acordaron la Carta Magna, "que tiene garantías del Reino Unido de que esto no cambia absolutamente nada en el concepto del estatus internacional de Gibraltar y que la descolonización sigue pendiente de una futura negociación bilateral".
En la consulta, en la que se debía votar "sí" o "no" a la reforma constitucional "en ejercido del derecho a la autodeterminación", participaron un total de 12.120 personas, el 60,41 por ciento de las 20.000 con derecho a voto. Se trata, según los datos de la Oficina del Referéndum, de una de las participaciones más bajas de las últimas elecciones celebradas en el Peñón y supone 28 puntos menos que la registrada en el referéndum de 2002, cuando los gibraltareños votaron abrumadoramente en contra de una soberanía compartida de la colonia entre España y el Reino Unido. La jornada electoral, con doce mesas abiertas desde las 9.00 hasta las 22.00 horas, estuvo marcada en general por la indiferencia de los gibraltareños.
El Gobierno británico, tras consensuar el pasado mes de marzo con las autoridades gibraltareñas el nuevo texto, reconoció como reivindicaban los "llanitos" que el referéndum sería un ejercicio del derecho a la autodeterminación, aunque precisó también que la independencia de la colonia sólo podría ser una opción "con el consentimiento español", en cumplimiento del artículo 10 del Tratado de Utrecht. Con estas precisiones de Gran Bretaña, el Gobierno español ha restado importancia al referéndum y, días antes de que se celebrara la consulta, fuentes del Ejecutivo aseguraron a Efe que se trataba de un acto político de Caruana de cara a los habitantes de la colonia, "sin ningún valor jurídico".