LD (Víctor Gago) El presidente del PP no ha incluido a ningún dirigente canario en su flamante comité asesor para las próximas Elecciones Generales.
Aunque Rajoy no ha seguido un criterio de equilibrio entre baronías locales al formar su equipo, también es cierto que el PP canario ha empezado a ir por libre en algunas cuestiones críticas para la coherencia del discurso del PP como partido nacional.
No es la única sucursal en interpretar a su manera la doctrina de Génova, como se ha visto en la subasta de los estatutos autonómicos, pero el PP de Canarias ha sido la última en sumarse a esa tendencia a la heterodoxia y en hacerlo con singular fuerza.
El presidente del PP isleño, el economista José Manuel Soria, acaba de anunciar, en calidad de vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno, que en esta región española tendrán preferencia los canarios a la hora de acceder a puestos de trabajo.
En una amplia entrevista concedida a La Provincia, Soria hace suyo parte del planteamiento de Paulino Rivero sobre los requisitos para residir y trabajar en el Archipiélago:
"Yo no he escuchado, ni está en el Pacto [de Gobierno], que haya la más mínima intención de restringir el acceso a Canarias, ni del resto de los españoles ni del resto de los europeos. Eso no lo he escuchado. Otra cuestión es lo que él [Paulino Rivero] ha planteado respecto al empleo de residentes, y lógicamente, a la hora de acceder a las oportunidades de empleo, tienen preferencia los desempleados residentes, pero claro, es que esos son los que están aquí registrados en el paro y lógicamente tienen preferencia".
El programa de CC es mucho más radical e incluye la promesa de una Ley de Residencia, que el PP canario ha denunciado cuando era oposición a los nacionalistas y que ahora no reconoce entre las intenciones de su socio.
Es significativo que los populares hayan empezado asumiendo que hay que dar preferencia a los residentes y no a los más cualificados para el empleo.
El segundo cambio operado en el PP de Canarias se refiere a la reforma de la Ley electoral, una cuestión de la que Mariano Rajoy hizo bandera inmediatamente después de las últimas Elecciones Autonómicas y Locales del pasado 27 de mayo.
La oferta de Rajoy al PSOE es acordar una reforma que permita siempre, y en todo lugar, gobernar a la fuerza más votada. Se acabaría, así, con la desmesurada capacidad de fuerzas minoritarias o residuales para decidir la gobernanza.
El PP canario, tercera fuerza política en número de escaños –segunda, en número de votos– en el Parlamento de Canarias no tardó en desmarcarse de la iniciativa de Rajoy. En las Islas, el PSOE obtuvo 26 escaños, pero Gobiernan CC –17– y PP –15–.
El secretario de Organización y, en la práctica, número dos del partido en Canarias, Larry Álvarez, dijo en julio a un canal local de televisión que "lo que diga Rajoy no es, ni mucho menos, palabra de Dios"; un desmarque demasiado ostensible en un partido acostumbrado a seguir fielmente las directrices de Génova.
Pero lo más incómodo para Rajoy puede estar aún por llegar, si CC sigue escalando en demandas soberanistas y continúa tentando la suerte con quimeras paleo-independentistas con raíces en una mitología deformada de los aborígenes que poblaron las Islas antes de la incorporación de éstas a la Corona de Castilla a finales del XV.
En su último Congreso, CC ha adoptado la bandera terrorista del MPAIAC, la tricolor con siete estrellas verdes, como símbolo oficial de Canarias.
La Ley de Residencia y la competencia exclusiva sobre las aguas del Archipiélago son dos prioridades de su programa, y la Prensa más fiel, la que no publica una línea sin la aquiescencia de la Dirección nacionalista en Tenerife, ya ha lanzado el debate sobre una "República Federal de Canarias", encomendando a Antonio Cubillo la redacción de un proyecto de Constitución que ha abierto un intenso debate de imprevisible evolución en un Archipiélago sometido a la presión de Marruecos, en el exterior, y ahora también a la de una CC en plena deriva soberanista, desde dentro.
Cubillo lanzó el debate en el periódico El Día, órgano oficioso de CC, y el efecto de la polémica no deja de crecer, hasta el punto de que el diario ha radicalizado su línea editorial desde el pasado mes de julio y la ha puesto al servicio de la causa independentista.
La nueva aleación entre el anciano jefe terrorista del MPAIAC y el periódico oficioso de CC ha producido ideas como la de fijar en La Orotava, en las faldas del Teide, la capital de la futura República Federal de Canarias, o la de crear un Ejército con levas forzosas cuyo nombre será el de Fuerzas Armadas Guanches.
En paralelo, Paulino Rivero no deja de lanzar mensajes desafiantes al Gobierno de Rodríguez Zapatero con el pretexto del abandono del Archipiélago en el plan de inversiones del Estado. Una situación potencialmente explosiva para el PP.