(Libertad Digital) Así El País dedica su editorial principal de este miércoles a la esperada querella de los populares con el expresivo título "Garzón en la diana", un artículo muy duro contra el PP que empieza acusando al partido de haber "prescindido del respeto a las instituciones".
Por supuesto, ni en éste ni en ningún otro artículo editorial el rotativo de PRISA ha reflexionado sobre el fondo de la cuestión o sobre la forma en la que el juez Garzón está desarrollando las diligencias. Así, por ejemplo, afirma que "los populares tienen todo el derecho a discrepar de las resoluciones del magistrado y a hacer valer sus puntos de vista por las vías establecidas en las normas procesales", pero "olvida" que el propio juez impidió al PP personarse en la causa y aprovechar esas "vías establecidas".
Del mismo modo, dice que "cualquier presión política sobre los jueces, como la llevada a cabo durante los últimos días por el PP sobre Garzón, supone un atentado contra el equilibrio y la colaboración que deben regir las relaciones entre poderes del Estado", de lo que debemos entender que si en lugar de presionar a un juez se le halaga con cenas y cacerías esas relaciones sí mantienen en equilibrio.
También acusan al PP de oportunismo en un frase que resulta un tanto sorprendente: "Las acusaciones de los populares contra Garzón no responden a la voluntad de reforzar el Estado de derecho evitando las pasarelas personales entre poderes, sino al simple oportunismo", cabría preguntar al redactor del artículo en qué oportunidad piensa que sería correcto que el PP se querelle contra un juez que, según los populares, está prevaricando contra ellos.
El afán de El País por criticar al PP y el "olvido" de todos los restantes aspectos del "caso Cacería" se plasman a la perfección en el último párrafo: "Cargar desde un partido contra el juez que instruye un sumario por corrupción no puede formar parte del abanico de respuestas aceptables en un Estado de derecho. No sólo es incompatible con el respeto a la independencia judicial; es, además, un error político que se acaba pagando tarde o temprano".
De los demás errores, por supuesto, nada.