L D (R. Vilas) El País se emplea este lunes con gran virulencia contra María San Gil, Mayor Oreja y los valores de resistencia y valor cívico que personifican los dirigentes del PP vasco. En Prisa han visto tambalearse a Mariano Rajoy y salen en tromba en defensa del que ya ven como líder de la derecha sumisa a sus intereses que siempre han soñado.
Ya lo hicieron contra Esperanza Aguirre cuando apareció como alternativa, con artículo de José María Lassalle, jefe de gabinete de Rajoy, incluido. El mismo Lassalle que quiso borrar de la ponencia política toda referencia a Estella, el pacto del Tinell o Perpiñán.
El estandarte de los medios que han tratado durante los últimos cuatro años, en sint´nía con el Gobierno de Zapatero, expulsar al PP de la vida pública, titula en su portada a cuatro columnas: "Los duros del PP se escudan en San Gil para derribar a Rajoy", una información que apoyan con la entrevista de Mayor Oreja en Libertad Digital Televisión en la que el ex ministro reafirmó su voluntad y, por supuesto, la de San Gil de no renunciar en la defensa de los principios y valores del PP. Eso, exactamente, es lo que hasta ahora ha separado al PP de Cebrián y sus chicos: la defensa de principios y valores.
Como ya hiciera anoche Iñaki Gabilondo, El País acoge con entusiasmo la estrategia diseñada ayer en Génova para intentar, sin éxito, desacreditar a María San Gil. Dicen que la ponencia es la que ella quería, que es "muy dura" con los nacionalismos, que lo que llaman el "sector moderado" del PP la ven "excesiva"... Pero como hizo la dirección del PP, ocultan las presiones recibidas por San Gil.
Lo que le preocupa a El País es que "el choque con San Gil refuerza al polo anti-Rajoy que amenaza al líder del PP". Preocupación compartida con el "entorno de Rajoy" al que citan en la información: "Se da por hecho que Mayor está no sólo detrás de la dirigente vasca sino que encabeza una conspiración para derribar al líder. Con el apoyo de medios conservadores como la Cope y El Mundo, sostienen los marianistas, este grupo pretende debilitar el liderazgo de Rajoy e incluso forzarlo a dimitir, algo que no va a suceder en ningún caso, señalan los que han hablado con él estos días".
La ponzoña típicamente prisaica la reservan para el editorial. Los ejecutores junto a Zapatero de Nicolás Redondo Terreros vierten todo su odio contra el único foco de defensa de la libertad que queda en el País Vasco. Al grito de ¡que vienen los duros! o ¡Mariano peligra! se califica a San Gil, Mayor Oreja y lo que simbolizan en el PP vasco de "tremendistas" y "sectarios".
"Hay ponencia de María San Gil, pero sin ella, y es lógico que esa situación haya provocado desconcierto, porque, además, el desafío a Rajoy no ha ido acompañado inicialmente de explicaciones . (...)Una explicación sería que unos dirigentes entrenados en la búsqueda de enemigos irreconciliables han trasladado ese sectarismo al interior del partido", sostiene El País en editorial titulado Rajoy, San Gil, Mayor.
La deposición editorial muy del estilo del propio Cebrián continúa: "Mayor Oreja salió ayer de detrás de la cortina para identificarse como inspirador de ese tremendismo: el PP debe elegir entre rendirse o resistir, entre admitir la segunda transición y el cambio de régimen o el constitucionalismo". "¿Autorizaría la ponencia de San Gil al PP vasco a dar a Patxi López los votos que completasen su mayoría?", se pregunta cínicamente el diario que ha apoyado los pactos del PSOE con todo tipo de nacionalismo con la única intención de expulsar el PP del poder.
Dice El País que "esa idea de que, de Estella a Perpiñán y de Pamplona a Loyola, todo lo que ocurría correspondía a un designio de destrucción de España encabezado por ETA, ha servido para llenar Madrid de manifestantes fervorosos y para convencer a los terroristas de su gran poder, pero poco para reducir la influencia de los nacionalistas". Estella, Perpiñán, Loyola... precisamente los nombres que Lassalle quiso censurar de la ponencia de San Gil.
La conclusión a la que llegan los herederos de Polanco es que "a Mayor Oreja parecen preocuparle poco las causas de las derrotas. Más bien quiere utilizar su eficaz tremendismo y a una María San Gil previamente santificada para derribar a Rajoy".