L D (EFE) El juez Hans-Jürgen Kolb, que lleva seis años investigando los hechos, afirma este jueves en el diario suizo "Le Temps" que el contrabando de cigarrillos comenzó en 1992 o 1993 y continuó al menos hasta el año 2001
Según el informe de la Policía federal suiza sobre la seguridad interior de este país, publicado el miércoles en Berna, ocho personas residentes en este país son sospechosas de haber organizado dicha operación. Esas personas "blanquearon mil millones de euros en bancos suizos y existe la sospecha de que ETA se benefició de esa operación", señala el informe policial.
Los cigarrillos eran importados a Suiza en camiones y su carga se depositaba provisionalmente en el puerto franco de Buchs (cantón de Sankt Gallen), cerca de la frontera austríaca. Oficialmente, la mercancía iba destinada a Bulgaria, pero de hecho el tabaco era transportado a Macedonia, primero, y luego a Montenegro, desde donde con lanchas rápidas salía hacia Italia y de ahí a otros países europeos como España o Alemania.
Esos cigarrillos eludían el impuesto sobre el tabaco y burlaban además el embargo impuesto por las Naciones Unidas a las transacciones comerciales con la antigua Yugoslavia. Los beneficios obtenidos eran depositados en cuentas de la sociedad Intercambi, del cantón suizo del Tesino, para su posterior distribución entre cuentas abiertas en bancos helvéticos. Según el juez alemán Kolb, "el perjuicio para las finanzas de la Unión Europea puede valorarse en mil millones de euros como mínimo".
Entre los sospechosos figura, según "Le Temps", el director de una sociedad inmobiliaria con sede en Delemont (cantón de Jura), propietario de varios hoteles en España. La Policía localizó en su domicilio fotos del juez Kolb así como detalles de su empleo del tiempo y sus desplazamientos. El magistrado alemán aseguró al diario suizo disponer de "indicios en el sentido de que los productos del contrabando fueron transferidos a ETA desde cuentas suizas". Esas transferencias no fueron, sin embargo, directas y no se siguió investigando, en parte por la falta de voluntad de las autoridades helvéticas, según el magistrado alemán.
"La colaboración judicial con Suiza ha sido difícil", declaró Kolb al diario ginebrino, que explicó que "en cuanto algo afecta a la imagen de la plaza financiera suiza, las cosas no se mueven". "Los responsables del contrabando de cigarrillos no han podido ser juzgados porque aguardo material probatorio que debe suministrar Suiza", dijo Kolb.
Jürg Bühler, de la Oficina Federal de la Policía helvética, reconoció, en declaraciones al diario, que "la legislación suiza protege en cierto modo a los traficantes de cigarrillos dado que la evasión fiscal no está tipificada como delito penal en este país". De momento, el ministerio público de la Confederación Helvética, responsable de los casos de financiación del terrorismo, se niega a revelar si está investigando la posible relación entre los traficantes de tabaco de Suiza y la organización terrorista ETA. El servicio suizo de aduanas afirma haber entregado "centenares de kilos" de documentos a Alemania en los últimos años, según su portavoz, Serge Gumy, según el cual también se han confiscado "varios millones de francos" y se ha multado a tres personas. Los presuntos traficantes, sin embargo, han recurrido contra esas decisiones y el proceso sigue pendiente.
Según el informe de la Policía federal suiza sobre la seguridad interior de este país, publicado el miércoles en Berna, ocho personas residentes en este país son sospechosas de haber organizado dicha operación. Esas personas "blanquearon mil millones de euros en bancos suizos y existe la sospecha de que ETA se benefició de esa operación", señala el informe policial.
Los cigarrillos eran importados a Suiza en camiones y su carga se depositaba provisionalmente en el puerto franco de Buchs (cantón de Sankt Gallen), cerca de la frontera austríaca. Oficialmente, la mercancía iba destinada a Bulgaria, pero de hecho el tabaco era transportado a Macedonia, primero, y luego a Montenegro, desde donde con lanchas rápidas salía hacia Italia y de ahí a otros países europeos como España o Alemania.
Esos cigarrillos eludían el impuesto sobre el tabaco y burlaban además el embargo impuesto por las Naciones Unidas a las transacciones comerciales con la antigua Yugoslavia. Los beneficios obtenidos eran depositados en cuentas de la sociedad Intercambi, del cantón suizo del Tesino, para su posterior distribución entre cuentas abiertas en bancos helvéticos. Según el juez alemán Kolb, "el perjuicio para las finanzas de la Unión Europea puede valorarse en mil millones de euros como mínimo".
Entre los sospechosos figura, según "Le Temps", el director de una sociedad inmobiliaria con sede en Delemont (cantón de Jura), propietario de varios hoteles en España. La Policía localizó en su domicilio fotos del juez Kolb así como detalles de su empleo del tiempo y sus desplazamientos. El magistrado alemán aseguró al diario suizo disponer de "indicios en el sentido de que los productos del contrabando fueron transferidos a ETA desde cuentas suizas". Esas transferencias no fueron, sin embargo, directas y no se siguió investigando, en parte por la falta de voluntad de las autoridades helvéticas, según el magistrado alemán.
"La colaboración judicial con Suiza ha sido difícil", declaró Kolb al diario ginebrino, que explicó que "en cuanto algo afecta a la imagen de la plaza financiera suiza, las cosas no se mueven". "Los responsables del contrabando de cigarrillos no han podido ser juzgados porque aguardo material probatorio que debe suministrar Suiza", dijo Kolb.
Jürg Bühler, de la Oficina Federal de la Policía helvética, reconoció, en declaraciones al diario, que "la legislación suiza protege en cierto modo a los traficantes de cigarrillos dado que la evasión fiscal no está tipificada como delito penal en este país". De momento, el ministerio público de la Confederación Helvética, responsable de los casos de financiación del terrorismo, se niega a revelar si está investigando la posible relación entre los traficantes de tabaco de Suiza y la organización terrorista ETA. El servicio suizo de aduanas afirma haber entregado "centenares de kilos" de documentos a Alemania en los últimos años, según su portavoz, Serge Gumy, según el cual también se han confiscado "varios millones de francos" y se ha multado a tres personas. Los presuntos traficantes, sin embargo, han recurrido contra esas decisiones y el proceso sigue pendiente.