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El Guggenheim pretendía exponer la radiografía del cráneo de Miguel Ángel Blanco

El Museo Guggenheim de Bilbao ha atravesado la raya de la dignidad con su última exposición Chacun á son goût –Cada uno a su gusto –, que puede verse desde este miércoles en sus instalaciones. En la muestra se quería recoger, entre otras piezas, la radiografía del cráneo de un Miguel Ángel Blanco agonizante después del atentado, algo que finalmente no va a ocurrir tras el rechazo tajante de la familia. Es la primera vez en la historia del museo bilbaíno en el que se aborda el terrorismo de ETA aunque lo hace con la oposición de las víctimas y de las Fuerzas de Seguridad, a las que presentan como un ejército de ocupación.

El Museo Guggenheim de Bilbao ha atravesado la raya de la dignidad con su última exposición Chacun á son goût –Cada uno a su gusto –, que puede verse desde este miércoles en sus instalaciones. En la muestra se quería recoger, entre otras piezas, la radiografía del cráneo de un Miguel Ángel Blanco agonizante después del atentado, algo que finalmente no va a ocurrir tras el rechazo tajante de la familia. Es la primera vez en la historia del museo bilbaíno en el que se aborda el terrorismo de ETA aunque lo hace con la oposición de las víctimas y de las Fuerzas de Seguridad, a las que presentan como un ejército de ocupación.
(Libertad Digital) "Es una serie de imágenes que podría estar colgada en cualquier herriko taberna. Los ingredientes, incluso en la utilización de las palabras, son los de siempre: militantes de ETA muertos, enfrentamientos con la Ertzaintza, padecimientos de los familiares de los presos, coches incendiados y un afán apenas disimulado de presentar a la Guardia Civil como ejército de ocupación..." ha denunciado la portavoz de Covite y gerente de la Fundación Miguel Ángel blanco, Cristina Cuesta, según publica el diario ABC.
 
Ante este tipo de imágenes, realizadas por el fotógrafo navarro Clemente Bernad, las víctimas no se van a quedar "de brazos cruzados" y ya han anunciado futuras movilizaciones. En la muestra, se pretendía ver, en un formato de 120x80, la reproducción de la radiografía del cráneo de Miguel Ángel Blanco agonizante. De hecho, el "artista" llegó incluso a sugerir esta posibilidad a la familia del concejal asesinado que, compungida, rechazó de manera contundente esta posibilidad.
 
Así las cosas, la muestra quedará finalmente inaugurada sin esa instantánea pero sí con otras 13 fotografías muy dolorosas para las víctimas en las que se llega a presentar a las Fuerzas de Seguridad como un ejército de ocupación, según Cristina Cuesta.
 
A las fotografías de Bernad se unen la de otros doce artistas vascos y con la que se completa la programación especial diseñada para celebrar el décimo aniversario del museo.
 
Refleja "diferentes caras" de la realidad
 
En este punto, y a pesar de la polémica, el director del Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, ha asegurado que la exposición pretende reflejar "una de las diferentes caras de la personalidad de la pinacoteca bilbaína, en este caso la más cercana, tanto en el sentido geográfico como temporal".
 
Vidarte no menciona, eso sí, la humillación que para las víctimas supone que se contraste el dolor de familiares etarras con guardias civiles en la etapa franquista. En otra de la instantáneas, se deja entrever la humanidad del entorno de los asesinos.

En la exposición participan los bilbaínos Aitor Ortiz, Ixone Sádaba y Abigail Lazkoz; los guipuzcoanos Ibon Aranberri, Maider López, Asier Mendizabal, Itziar Okariz, Sergio Prego y Juan Pérez Aguirregoikoa; el navarro Clemente Bernard, el santanderino Manu Arregui y la mexicana Elssie Ansareo.

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