El próximo viernes, coincidiendo con el séptimo aniversario de los atentados del 11-M, se descubrirá el monumento que el Gobierno ha financiado a la Asociación de Afectados del 11-M presidida por Pilar Manjón. Entonces concluirá un periplo de más de cinco años, en los que esta organización, junto a la Asociación de Vecinos del Pozo del Tío Raimundo y la ONG Artistas Plásticos Sin Fronteras, han batallado con el Ayuntamiento de Madrid para que les cediera un espacio y les pagara la obra.
A pesar de la insistencia, la respuesta del consistorio madrileño fue siempre la misma: No. Adujeron que las víctimas del 11-M ya tienen un monumento en Atocha y, además, el terreno que pedían para ubicarlo ya estaba destinado a un intercambiador de transportes. Ante la negativa, las tres asociaciones acudieron al PSOE e IU, que les apoyaron desde el principio. Los socialistas, incluso, exigieron que se pagase el monumento con los fondos que el Estado había destinado a los municipios para contener el paro a través de la ejecución de infraestructuras, desvela el suplemento de M2 de El Mundo.
Con el apoyo del PSOE, las asociaciones consiguieron llevar su idea al ministro de Fomento. José Blanco aceptó la propuesta y les cedió una parcela de ADIF en la estación de El Pozo para que construyeran su monumento.
De su financiación se encargó personalmente el grupo socialista, durante la negociación de los proyectos que se financiarían con el Fondo Estatal para el pasado año. Allí, propusieron costear el proyecto, y fueron negociadas junto con otros del Gobierno municipal y de la FRAVM; y el Ejecutivo central aprobó costear los 650.000 euros con cargo al Plan E. La infraestructura la ha ejecutado el Ayuntamiento.
Gracias a la gestión del Gobierno, el próximo viernes se inaugurará este monumento erigido sólo por una asociación de víctimas. La organización que preside Manjón considera que al "agrupar al mayor número de víctimas de los atentados de los trenes "tenían derecho" a "no invitar" a ninguna otra asociación a unirse al proyecto, aunque aseguran que "tampoco vetamos a nadie".
El monumento consiste en una escultura de granito inmersa en una fuente, además de otra escultura en el muro de la estación que recoge las ilustraciones de 30 diseños donados por Artistas Plásticos sin Fronteras.