L D (Agencias) El representante del Ministerio Público modificó sus conclusiones provisionales en la vista oral, al elevar de 3 a 6 años de prisión la pena que pedía por cuatro delitos de lesiones y al incluir un delito de sustitución de placa de matrícula, por el que solicitó 6 años de cárcel. En cuanto al resto, mantuvo los delitos de atentado, incendio terrorista y otro de utilización ilegítima de vehículo a motor por los que acusaba inicialmente al etarra.
Asimismo, Zaragoza pidió al tribunal, presidido por el magistrado Alfonso Güevara, una indemnización de 500.000 euros para la viuda de Tomás y Valiente y para todos sus hijos, salvo para uno, Miguel, para quien aumentó su petición de indemnización de 150.000 euros a 400.000 euros por las secuelas que sufre a causa del asesinato de su padre.
Nada más comenzar el juicio, Bienzobas, que fue extraditado el 6 de noviembre por las autoridades francesas, se negó a declarar y se limitó a reconocer su militancia en la organización terrorista. "No reconozco a ningún juez para juzgarme a mí", concluyó el acusado, quien se mantuvo durante toda el juicio deambulando por el habitáculo blindado que le separa de la Sala, esbozando algunas sonrisas en el momento en que varios estudiantes relataron su experiencia vivida el 14 de febrero de 1996 en los pasillos de la Autónoma.
Entre el público, figuraba una amplia representación de magistrados del Tribunal Constitucional, entre ellos el ex presidente del alto tribunal Pedro Cruz Villalón, y del profesorado de la Autónoma, entre los que se encontraba el catedrático de Filosofía del Derecho Elías Díez, quien mantuvo una conversación telefónica con Tomás y Valiente instantes antes de que Bienzobas entrara en su despacho para dispararle tres tiros en la cabeza.
ETA nos asesina a todos
El fiscal jefe de la Audiencia Nacional comenzó su informe aludiendo a las palabras del último artículo escrito por Tomás y Valiente, titulado "Razones y Tentaciones de Estado", en el que decía: "Cada vez que una banda terrorista como ETA asesina a un hombre, en cierto modo nos asesina un poco a cada uno de nosotros".
Zaragoza recordó que en aquel texto el catedrático hablaba de "la buena razón de Estado y la mala razón de Estado", desde el punto de vista de las tentaciones a las que en algunos momentos se ve sometido un Estado de Derecho. Una de ellas, según escribió Tomás y Valiente, era la fragmentación interna de las fuerzas democráticas en la lucha contra el terror.
"Se había avanzado mucho en ese camino, pero en poco tiempo se ha desatado todo el trecho atado", se lamentó el fiscal jefe, al tiempo de añadir que "todos los crímenes terroristas son gravísimos", ya que denotan "cobardía, vileza, alevosía, premeditación y mezquindad". La respuesta del sistema penal, según Zaragoza, debe ser "muy rigurosa", ya sea por la muerte de "un profesor, un policía, un guardia civil o un albañil". "Son crímenes terroristas", apostilló.
Defensor del Estado de Derecho
"Es evidente que cuando ETA asesina al profesor Tomás y Valiente en su despacho, esa organización terrorista asesina al primer defensor del Estado de Derecho. Como magistrado del Tribunal Constitucional y como profesor de Historia del Derecho fue el primer guardián para que la acción del Estado fuera legítima", expuso Zaragoza.
El catedrático, agregó, contribuyó a "crear un sistema en el que las libertades, los derechos y las garantías fueran respetadas al margen de apellidos", añadiendo que ayudó a consolidar "conquistas irrenunciables para el sistema en el que vivimos".
En este punto, se refirió al asesino del profesor, quien precisamente gracias a su víctima, apuntó Zaragoza, hoy cuenta con un derecho justo con todas las garantías procesales, como la oportunidad de defenderse. Según dijo, "el acusado gozará hasta que se dicte sentencia del derecho a la presunción de inocencia, pese a que existe suficiente prueba de cargo contra él para enervar esa inocencia".
Por su parte, el abogado de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), Juan Carlos Rodríguez Segura, se adhirió a las modificaciones realizadas por el fiscal jefe, al entender que el atentado contra el ex presidente del Constitucional "no sólo se quedó con su muerte, sino que generó una grave enfermedad a uno de sus hijos, convirtiéndole en una doble víctima".
Relato de los estudiantes
Varios estudiante relataron al tribunal que en la mañana del 14 de febrero de 1996 se encontraban en los pasillos de la cuarta planta de la facultad a la espera de una revisión de examen de Derecho Penal. Entre las diez y media y once, los alumnos escucharon tres golpes secos y, acto seguido, un hombre joven con una arma en la mano, aún humeante, se dirigió a ellos y les amenazó, huyendo por las escaleras de la planta.
Uno de ellos explicó que, tras escuchar lo que parecían unas detonaciones, acudió al despacho del catedrático. Al verle repostado en su silla, varios profesores y alumnos decidieron auxiliarle para llevarle al hospital, pero al poco tiempo se dieron cuenta de que había fallecido.
"Al entrar le vi echado hacia atrás. Me di cuenta de que tenía mucha sangre en el cuerpo y que en uno de los pómulos tenía un disparo. Su semblante, su rostro era tranquilo", añadió el joven con voz temblorosa.
Otro de los estudiante contó que cuando Bienzobas salió del despacho de Tomás y Valiente les amenazo con matarles si le miraban. A pesar de esta advertencia, muchos de los jóvenes lograron ver su rostro y sus características físicas.
Por ello, un total de 6 alumnos pudieron identificarle en dependencias policiales, ya que por aquellas fechas la imagen de Bienzobas figuraba en varios carteles del Ministerio del Interior sobre integrantes del "grupo Madrid" en busca desplegados por toda la Universidad.