(Libertad Digital) Aunque el etarra, en la prisión madrileña de Soto del Real desde agosto de 2001, muestra dudas iniciales sobre la autoría del 11-M, se decanta como hipótesis más posible por el sello de ETA. Según adelante El Mundo, el terrorista reconoce que sus compañeros de la banda terrorista son capaces de una matanza así y la vincula a los últimos “derrapes”, en alusión a los intentos fallidos de provocar un atentado similar en la estación de Chamartín o en la estación de esquí de Valle de Arán.
En la carta, recogida en el libro de Casimiro García-Abadillo que acaba de salir a la venta, Urrusolo Sistiaga reconoce que “tengo la cabeza a presión y me siento hecho polvo. Ya desde la mañana, al escuchar lo de las explosiones en trenes me he temido lo peor”. El ex dirigente etarra continúa: “A medida que el desastre iba tomando esas proporciones he tratado de entender, de intentar comprender qué es lo que ha podido pasar, de saber quién puede estar detrás”. Y reconoce que “cuesta creer que, a pesar de que últimamente los derrapes podría tener consecuencias que nos temíamos, hayan podido hacer semejante barbaridad”.