L D (Mercedes R. Martín) En público, los socialistas culpan a la crisis de la derrota, pero en privado, parece que apuntan a algo más. El último fue el ahora ministro José Blanco, que este martes, en un corrillo con periodistas en el Senado, se excedió en su esfuerzo de convencer a la prensa de que las europeas no influirán en los resultados de 2012. Ante ellos, aseguró que el PSOE ganaría las próximas generales y añadió que sería él quien dirigiría la campaña. Un comentario que no pasaron por alto los periodistas ni él mismo, que trató de matizarlo de inmediato. Era, dijo, una "broma".
La “broma”, sin embargo, estaba este miércoles en la portada de El Mundo y venía a confirmar que al PSOE se le están indigestando las europeas. El diario de Pedro J., en una información de Marisa Cruz, se hacía eco del comentario del ministro de Fomento como una muestra más de que, pese a las reticencias del presidente a comentar los resultados –lo hizo por primera vez en el Senado y porque Pío García Escudero le forzó a ello–, sí se está hablando de ellas, y mucho, en el seno del partido.
A la entrada a la Cámara, se pudo ver a un José Blanco enfadado por la repercusión de sus palabras, que sonaron a una clara desautorización de Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE y responsable última de la campaña del doberman que han vuelto a utilizar, con menos éxito del que esperaban, en estas europeas. Enfadado y arrepentido, dicen, de haber hablado más de la cuenta ante los periodistas en los pasillos de la Cámara Alta.
Entre los medios, se especulaba con la posibilidad de que el hasta ahora hablador Blanco evitara en el futuro conversaciones informales con los periodistas y con el sentido real de sus palabras. Muy pocos creían que de verdad se tratara de una broma, pese a que Miguel Sebastián, al ser preguntado por el asunto, asegurara ante los micrófonos que su compañero de filas “es muy bromista”. María Teresa Fernández de la Vega rechazó hacer declaraciones sobre el tema.
Dentro de la Cámara, fue inevitable hablar del 7-J: preguntado por Duran, el presidente del Gobierno se mostró incómodo al tener que hablar de la campaña y rechazó valorarla tras las críticas del nacionalista, alegando que pueden provocar una “desafección” de los ciudadanos hacia la actividad política. Soraya, y no Rajoy, que volvió a hablar de economía, fue la encargada de sacar pecho desde el PP por la victoria. De la Vega, con la irritación que suele mostrar cada vez que responde a la portavoz popular, dijo que su partido está “a las duras y a las maduras” y recomendó al PP que no “eche las campanas al vuelo”. Jaleadas, una y otra, por los diputados de sus partidos, lo más celebrado fueron “los saltitos en el balcón” de los que habló la vicepresidenta para ridiculizar la euforia de los populares.
Fuera, el entusiasmo de los populares era generalizado. En la línea de lo que ha venido diciendo su partido, Nacho Uriarte confirmó a LD que van a intentar “aprovechar al máximo” este resultado electoral favorable de cara a lo que queda de periodo parlamentario y con la vista puesta en 2012. En su opinión, el resultado prueba que su partido “ha conectado muy bien con el electorado” y seguirán trabajando con la militancia “exprimiéndolo al máximo” para convencer a más ciudadanos.
Con un gesto bastante más serio, Eduardo Madina también habló con LD del 7-J. El socialista encuadró el resultado en el marco de unas elecciones que tradicionalmente “no se le dan bien” al PSOE y que siempre van acompañadas de una baja participación. También se refirió a una campaña “enfangada”, dijo, desde el PP. “Tomamos nota, no buscamos excusas”, continuó diciendo el diputado, que también quiso "desear suerte" a Rajoy, su ahora más probable rival en las próximas generales. Del tema, pese a los intentos de algunos por pasar página, seguirá hablándose en el Congreso.