El director de Tiro en la cabeza: "No hay buenos y malos"
El director Jaime Rosales se excusó este martes en su condición de "artista" y no de "político" para explicar su película "Tiro en la cabeza", que recrea el atentado de ETA en Capbreton, y en la que quiere transmitir que hay que "buscar y reflexionar en el otro por difícil que sea" ya que "la solución final, si es la definitiva tiene que ser suficientemente buena para que no sea satisfactoria para todos". Claro que Rosales confesó que tiene "muchos amigos en HB".
L D (Agencias) Rosales ofreció una rueda de prensa en el marco del Festival de Cine de San Sebastián, donde "Tiro en la cabeza" participa en la Sección Oficial. El filme recrea el asesinato de dos guardias civiles (Fernando Trapero y Raúl Centeno) tras un encuentro accidental en una cafetería en Capbreton, en la región francesa de Las Landas a manos de tres terroristas en diciembre de 2007.
La película ha sido rodada con actores no profesionales con teleobjetivos y sin apenas diálogos y describe la cotidianeidad de Ion, un tipo aparentemente normal cuya vida transcurre sin sobresaltos hasta que un día se sube en un coche con otras dos personas. Cruzan la frontera a Francia. Pasan la noche en casa de un matrimonio y a la mañana siguiente, tras un encuentro fortuito en una cafetería de carretera, matan a dos guardias civiles vestidos de paisano.
"Tiro en la cabeza" suscitó la polémica en la propia comparecencia ante la prensa, en la que muchas de las cuestiones se dirigieron al tema político y la "ambigüedad" de la postura del director respecto del conflicto. Rosales aseguró que nuca pensó hacer una película sobre ETA pero cuando tuvo conocimiento de ese hecho "terrorífico" vio que tenía una estructura "dramática y cinematográfica". La idea es que su trabajo sea "útil" a la sociedad aunque para ello haya tenido que crear un "objeto de no fácil adhesión".
El cineasta catalán aseguró que lo que le empujó a realizar "Tiro en la cabeza" fue una "ética ciudadana" para transmitir "una idea positiva de que se puede resolver el conflicto". En ese sentido, dijo ser "profundamente demócrata" aunque señaló que la democracia tiene "muchos instrumentos y no todos los resortes se han explorado".
Tras matizar que no es "un político", sino un artista "sensible a lo que ocurre en el mundo y trabajo desde las formas y produzco obras encaminadas a generar estímulos". Por ello, matizó que su trabajo no es "dar al ciudadano las soluciones prácticas concretas, las herramientas, los plazos, los mecanismos políticos concretos" porque ese "es el trabajo de los políticos".
"Yo estoy intentado simplemente dar una serie de ideas, a lo mejor no muy originales, un tanto ingenuas pero ahí se acaba el ámbito en el que yo puedo actuar", insistió al tiempo que reconoció su intento de crear "un cierto efecto sociológico" así como "actuar sobre la conciencia ciudadana". "Las ideas que estoy transportando tienen que ver en escuchar al otro, en buscar en el otro que tiene de común y que tiene de diferente, apartarse de la radicalidad", agregó.
Para Rosales, "la radicalidad mas extrema es la irracional y la mayor irracionalidad es matar a otro ser humano" e insistió en que el motivo por el cual muestra esta película de esta manera es para "mostrar que no hay nada mas absurdo que por un motivo ideológico lleguemos a matarnos entre nosotros".
A su juicio, es necesario encontrar "una solución democrática en la cual se pudiera intercambiar las ideas". "Tengo muy buenos amigos en el PP, en el PSOE, en HB y en CiU y lo curioso es que a todos nos gusta lo mismo y sin embargo tengo la percepción de que una persona del PP no puede sentarse a comer con una del PSOE porque no tienen nada en común y eso es falso", afirmó Rosales.
Por ello, reiteró la idea de la "búsqueda en el otro, por difícil que sea", porque "en última instancia, no sé cuales serán los instrumentos o los conceptos pero sí creo que la solución final, si es la definitiva tiene que ser suficientemente buena para que no sea satisfactoria para todos". Tras señalar que el problema del conflicto vasco "es complejo", el director de la "La Soledad" consideró dentro del mismo están "atascados" un conjunto de colectivos y la propia ciudadanía y que son todos "los que tienen que actuar".
"Yo lo he hecho y por eso he hecho también esta película. Algo cambió en mí en un momento dado mágicamente que me empezó a hacer pensar diferente y creí que ahí podía estar la solución. También sé que intentar acabar en fórmulas ya mencionadas nos deja en la misma situación en la que estamos. Es legítimo seguir así, pero creo que hay que ser conscientes de que si seguimos así este problema se lo transmitiremos a nuestros hijos", remarcó.
Por su parte, el actor Ion Arretxe relató que se decidió a protagonizar este personal proyecto por que tiene "fe" en Rosales y recordó que cuando le propusieron el papel "hubo un resorte en mi que dijo que sí". Arretxe dijo que "sabía que podía aportar mucho" a la película, que le dio la oportunidad de "dar la cara como vasco que soy".
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