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¿Dónde estaban Zapatero y sus ministros?

Pasaban algunos minutos de la una y media de la tarde del martes. Atentado terrorista de ETA en pleno corazón de Bilbao. Un escolta, militante del Partido Popular, no muere de milagro y deja atrás su coche en llamas. Al final de ese dramático día, ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni un sólo ministro de la Nación condenan el atentado. Ni uno sólo. El único en hablar, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, utilizó auténticos meandros lingüísticos para referirse al atentado. "Parece" que ETA "pretendía comprometer una vida" con la bomba lapa de Bilbao, espetó el que se convirtió en la máxima representación del Gobierno.

Pasaban algunos minutos de la una y media de la tarde del martes. Atentado terrorista de ETA en pleno corazón de Bilbao. Un escolta, militante del Partido Popular, no muere de milagro y deja atrás su coche en llamas. Al final de ese dramático día, ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni un sólo ministro de la Nación condenan el atentado. Ni uno sólo. El único en hablar, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, utilizó auténticos meandros lingüísticos para referirse al atentado. "Parece" que ETA "pretendía comprometer una vida" con la bomba lapa de Bilbao, espetó el que se convirtió en la máxima representación del Gobierno.
L D (Pablo Montesinos) El atentado terrorista del martes volvió a sacar del armario el temor y la angustia ciudadana. ETA volvía actuar y lo hacía con el único objetivo de asesinar a Gabriel Gines, escolta de un concejal socialista y militante del PP en Zaragoza, que sufrió quemaduras y heridas de diversa consideración. En ese tipo de momentos, la ciudadanía exige a sus gobernantes una respuesta contundente, clara y realizada por sus máximos representes.
 
Sin embargo, los españoles no recibieron el martes ni una cosa ni la otra. El secretario de Estado parecía evitar en todo momento palabras como "atentado" y hablaba de "comprometer" una vida mientras que ni un sólo ministro del Gobierno salía en rueda de prensa para condenar el brutal atentado. Del jefe del Ejecutivo tampoco se tuvo noticias. No se le vio el pelo y convirtió a Camacho en la máxima representación del Gobierno. Una persona casi desconocida para la sociedad y que, en vez de aclarar, provocó aún más incertidumbre.
 
Y ya se sabe, donde hay patrón no manda marinero. En las filas del Partido Socialista a nivel nacional tampoco hubo muchas repulsas. Sí en el País Vasco, no faltaba más, pero no en Ferraz o en el Congreso de los Diputados. Así, mientras López Garrido se apresura a salir ante los medios para cualquier menudencia, el martes no vio motivos para condenar la brutalidad de los etarras.
 
El Partido Popular transmite y exige contundencia
 
Por su parte, desde el principal partido de la oposición sí se transmitió contundencia y se exigió lo mismo por parte del Ejecutivo. Los primeros en condenar el acto terrorista fueron sus representantes en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Allí, María San Gil pidió acabar con ETA con la ley en la mano tras tres años "de negociaciones". No fue la única en hacer declaraciones; también lo hizo portavoz del PP en Bilbao y presidente de los populares en Vizcaya, Antonio Basagoiti.
 
Tampoco se escondió el líder del partido, Mariano Rajoy, que no necesita guión para condenar cualquier tipo de atentado terrorista. Quiero transmitirle desde aquí (al escolta) mi ánimo y mi sentimiento por lo que le ha pasado, que tenga muchas ganas y mucha ilusión de cara al futuro. Y que sepan todos los españoles que derrotar a ETA es posible con todos los instrumentos del Estado de Derecho", recalcó.
 
Unas palabras, las de Rajoy, que perfectamente podrían haber estado en boca del presidente de la Nación, del ministro del Interior o de Justicia. Sin embargo, el martes, volvió a reinar el desgobierno.

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