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DOCUMENTO: Texto íntegro del manifiesto

El miércoles 21 de mayo, varias asociaciones hicieron público un manifiesto en el que explican su postura ante las elecciones del 25 de mayo en el País Vasco. El Foro de Ermua, la Fundación de Víctimas del Terrorismo, la Fundación José Luis López de Lacalle, la Fundación Gregorio Ordóñez, la Fundación Miguel Ángel Blanco y la Asociación de Víctimas del Terrorismo, firman este “Manifiesto conjunto” que, por su interés informativo, reproducimos íntegramente a continuación:

Plantearse estas elecciones a gobiernos municipales y a Juntas Generales como un enfrentamiento entre partidos nacionalistas y constitucionalistas, consideramos que es un grave error. Es un grave error porque lo que se producirá el 25 de mayo será un enfrentamiento electoral entre, por un lado, quienes de hecho se han convertido en los abogados defensores de los terroristas y su entorno, han dado su apoyo moral al brazo político de ETA y tratan de romper unilateralmente un pacto que democráticamente suscribimos todos los vascos y, por otro lado, quienes han decidido enfrentarse al terror desde la más estricta legalidad democrática, pero con todos los recursos y los medios del Estado de Derecho, y defienden decididamente, como punto de encuentro y como garante de nuestras libertades, el Estatuto de Autonomía que nos otorga el mayor autogobierno de Europa. Esta es la auténtica división que se nos plantea el 25 de mayo; la incorporación a las listas electorales de los partidos constitucionalistas de nacionalistas críticos con la deriva del nacionalismo gobernante es la mejor prueba de ello.

Hoy en día el País Vasco es el único lugar de la Unión Europea donde políticos, periodistas, jueces, empresarios, profesores, policías y otros sectores están amenazados de muerte por una banda armada totalitaria; es el único lugar de la Unión Europea donde por estas causas no se dan las condiciones democráticas básicas. Y lo que no podemos hacer los ciudadanos es permanecer ciegos ante esta realidad y ante las actitudes que frente a estos problemas mantienen los actuales dirigentes nacionalistas vascos:

- Firmaron en 1998 un pacto con ETA, que inicialmente ocultaron y negaron a la ciudadanía, que conoció su existencia por la propia banda terrorista.

- Se comprometieron con ETA en los citados pactos, a romper con el Estatuto, con la Constitución y con los partidos constitucionalistas y, consiguientemente, con los ciudadanos por estos representados, desplazando así la línea divisoria entre demócratas y antidemócratas, por la de nacionalistas frente a constitucionalistas o autonomistas.

- Han buscado todos los subterfugios para incumplir la Ley, siempre en beneficio de los terroristas.

- Se han obstinado en impedir cualquier medida tomada contra ETA y su entorno, ya fuera policial, judicial o política a pesar de la probada eficacia de la nueva senda de firmeza adoptada por el Estado de Derecho.

- Han dado apoyo moral expreso al brazo político de ETA, e incluso han ofrecido sus listas a los miembros de Batasuna.

- Han utilizado todos los resortes del poder, desde la educación, hasta la EiTB, pasando por los presupuestos, para subvencionar y proteger al entorno de ETA y para tratar de imponer una “nacionalización” de la sociedad, atacando de esta manera a la pluralidad de nuestra comunidad.

- Han comenzado una estrategia de ruptura unilateral con el Estatuto que todos los vascos aprobamos en referéndum y han lanzado una propuesta -inviable- de Estatuto de Libre Asociación que sólo aumenta la división en la sociedad y cuya discusión democrática y en igualdad de condiciones resulta imposible al estar la mitad autonomista de la población vasca potencialmente amenazada por esa violencia a la cual se niegan a hacer frente.

- Han generado inestabilidad, que va asociada al empobrecimiento económico, consiguiendo que la inversión extranjera se reduzca ya radicalmente en Euskadi.

Se podría añadir más para probar lo que a día de hoy resulta obvio: la deriva suicida del nacionalismo gobernante que nos lleva a escenarios continuamente más desfavorables, la pérdida de toda moderación y su falta de voluntad política para hacer frente a los principales problemas de nuestra tierra: el terrorismo, la adulteración de la democracia, la falta de libertad de la mitad de la población y la ruptura social que padecemos.

A todos nos debería espolear la gravedad de los problemas de los que estamos hablando. Si cuando el gobierno conservador de Austria pactó con el ultraderechista Heider la gran mayoría de nosotros consideramos que dicho pacto reclamaba una respuesta general de la ciudadanía, ¿qué no requerirá cuando, entre otras muchas cosas, han pactado en nuestra propia tierra con ETA y mantienen las actitudes descritas de connivencia con el totalitarismo?

Es urgente hacer un esfuerzo de responsabilidad y ética y no mirar para otro lado. Alzarnos por encima de divisiones para defender lo básico, lo que nos une, y no desaprovechar la oportunidad que el 25 de mayo nos brinda para mejorar el País Vasco. No la desaprovecharemos si conseguimos entender y transmitir cuál es el principal enfrentamiento que subyace en estas elecciones y la importancia de una movilización general y activa de todos los críticos con el nacionalismo actual. Es urgente hacer un ejercicio de sensatez, de sentido común; la comunidad internacional no está por las aventuras étnicas, ni por la configuración de estados excluyentes, ni por el apoyo a políticas totalitarias, por muy tradicionales que éstas sean. Y la comunidad internacional no va a desaparecer.

Es necesario votar de acuerdo con valores y proyectos democráticos que propugnan una defensa activa de la libertad, que apoyan la lucha desde la legalidad, pero con todos los medios, contra los asesinos totalitarios que manchan de sangre nuestra sociedad y contra sus cómplices. Es necesario refrendar a quienes defienden lo que es el punto de encuentro consensuado en su día por todos los vascos: el Estatuto y la Constitución. Es urgente dar nuestro voto consciente a quienes hacen frente a la deriva del nacionalismo y defienden una Euskadi plural, sin connivencias de ningún tipo con ETA y su entorno, en la que las diferencias entre nacionalistas y no nacionalistas, izquierda, derecha, liberales, conservadores, social-demócratas, demócrata-cristianos, comunistas, verdes y demás, se resuelvan desde el respeto y la lealtad a las instituciones, que garantizan -a su vez- el respeto y lealtad mutuos entre los ciudadanos.

Por una razón de dignidad, de responsabilidad y de agradecimiento muchos miembros de estos Foros y Asociaciones acudimos ahora -como independientes- en los últimos lugares de las candidaturas de los partidos constitucionalistas y autonomistas; nunca antes lo hicimos. Deseamos que para el bien de nuestra tierra, el totalitarismo vasco continúe su declive electoral y exhortamos a los ciudadanos a que apoyen las opciones de libertad, de solidaridad y de convivencia en paz que representan hoy las siglas P.P., PSE-EE (PSOE) y U.A.

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