La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) nació en 1981como estandarte solidario con las víctimas del terror. La organización, que durante años representó la voz unánime de defensa a los más perjudicados por aquellos que intentan imponer su criterio con pistolas y bombas, atraviesa ahora su momento más amargo.
La celebración de su asamblea nacional, que tuvo lugar este sábado en Madrid, escenificó la división que se vive entre las víctimas. Desde que Francisco José Alcaraz dejase la presidencia de la AVT en abril de 2008 las discrepancias con la nueva junta directiva que encabeza Juan Antonio García Casquero han provocado ceses, dimisiones y un reguero constante de acusaciones. En declaraciones a LD, Alcaraz subrayó que dicha asamblea refleja que “la unidad en la AVT ha muerto”.
Los motivos de estas fuertes diferencias se encuentran en la ruptura del espíritu de una AVT a la que no le temblaba el pulso a la hora de hacer críticas libres para defender a las víctimas del terror. Las discrepancias entre la actual dirección y un amplio grupo de los socios son públicas y notorias.
Despido del gerente
Sin ir muy lejos, horas antes de que se celebrase la Asamblea el presidente de la AVT, Juan Antonio García Casquero despidió al gerente de la asociación, Juan Antonio Rubio como un intento desesperado de que no se cuestionase su gestión al frente de la organización. Gestión que ha sido aprobada por la mínima con el apoyo de alrededor del 60 por ciento de los 400 votos registrados. Según fuentes próximas a la AVT, el objetivo de esta decisión es "que no queden testigos de la mala gestión de Casquero".
Además, las mismas fuentes han denunciado a este diario el veto que sufrieron ayer el gerente, auditor y el departamento psicosocial en la asamblea. Ninguno de ellos asistió a la reunión ya que de esta forma "se callaban las voces que denunciaríande forma clara todas las irregularidades de la actual dirección”.
Otro triste momento se vivió cuando la asociación dirigida por José Antonio García Casquero presentó una querella contra el director de Época , Carlos Dávila, por cuestionar en esta revista la estrategia de la nueva directiva de la asociación. Sin embargo, Casquero se negó a defender al anterior presidente Francisco José Alcaraz de los ataques lanzados desde el diario Público.
Dimisiones y ceses
Por otro lado, el goteo incesante de dimisiones en el seno de la asociación salta a la vista. Hasta el momento ha renunciado a su puesto la delegada en Extremadura, Navarra, Granada, Valladolid, Alicante, León, País Vasco, junto con el tesorero de la asociación y su secretaria general. Todos los que han abandonado su puesto al frente de la AVT coinciden en afirmar un que “las cosas han cambiado”. Acusan a García Casquero de ir en contra del espíritu del colectivo y de llevar a cabo una gestión dudosa.
Por ejemplo, el anterior tesorero de la AVT, Antonio Muñoz, sostuvo en un carta hecha pública que a la hora de abandonar su cargo pesó el hecho de que “siendo el tesorero me he tenido que enterar de la mayoría de las decisiones indirectamente, fuera de Junta Directiva y sí por terceras personas”.
Al aluvión de dimisiones, se unen los ceses llevados a cabo desde la actual junta directiva. Ceses que se han llevado a cabo en Huelva, Sevilla y Salamanca, según ha informado fuentes de la organización.
Alcaraz denuncia irregularidades
Ante esta situación el expresidente de este colectivo, Francisco José Alcaraz, ha anunciado que este lunes mandará un carta a todos los socios de la AVT, unos 3.200 en total, para que “se conozcan todos los pormenores de la asamblea y todas y cada una de las irregularidades de la actual directiva”.
Asimismo, fuentes de la asociación de víctimas han explicado a LD que se están recopilando firmas “para ver si se emprenden acciones legales” contra dichas irregularidades. Para el expresidente de la AVT “se ha roto la resistencia” y “unión cívica” frente al terror.