El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, se encuentra de viaje oficial a Shangai, donde presidirá la delegación española que participa en la inauguración de la Exposición Universal 2010, lo que hizo que este jueves tuviese que ser la socialista catalana María Teresa Cunillera la que hiciese la labor de presidenta oficial de la Cámara. Pese a que es la habitual sustituta del político manchego, esta vez quiso reivindicar su propio protagonismo.
La gran víctima de la jornada fue Josep Lluis Sánchez Llibre. El veterano diputado de CiU tuvo que abandonar el hemiciclo después de haberse "colado" en el salón de plenos cuando ya habían comenzado las votaciones y las puertas estaban cerradas, lo que levantó la cólera de Cunillera al descubrirlo, obligándole a salir.
Sin embargo, apenas un minuto más tarde, tras las protestas de muchos diputados a la Presidencia, Cunillera sí le permitió acceder hasta su escaño para participar en las siguientes votaciones, referidas a la reforma del Código Penal que este jueves aprobó la Cámara Baja.
El incidente provocó muchas risas entre los diputados y también entre los periodistas que vieron cómo Sánchez Llibre no conseguía entrar en el salón de plenos desde el pasillo principal porque la puerta estaba cerrada, y lo lograba desde una puerta lateral, en la zona que circunda el hemiciclo conocida como la "M-30".
Pero también provocó algún enfado, porque la negativa de Cunillera a permitirle sentarse en su escaño originó una discusión con la vicepresidenta segunda, Ana Pastor, del PP, quien intercedió en favor del diputado de CiU recordando que a ella también le ocurrió algo parecido en la Diputación Permanente.
Aunque Cunillero ratificó su decisión con un sonoro "¡no!", mientras crecía el tumulto en los escaños, cuando Sánchez Llibre ya había salido del hemiciclo rectificó su posición. "Tenemos tiempo para enfadarnos en más cosas", advirtió a la Cámara, para explicar que cuando entró el diputado el resultado de la votación –referida a la convalidación de un decreto-ley sobre normativa interna de la Guardia Civil– aún se estaba proclamando y era necesario respetar "las formas".
Entonces anunció que ya podía entrar el diputado, pero un Sánchez Llibre un tanto confundido no se había enterado y permanecía en la "M-30" explicando a los periodistas que su tardanza se debía a que había tenido que acudir un momento al servicio. "¿Ahora no quiere entrar?", dijo Cunillera mientras se demoraba su entrada; el portero mayor salió en su busca, le informó de que ya tenía permiso de la presidenta y finalmente Sánchez Llibre pudo ocupar su escaño entre algunos aplausos, carcajadas y muchos comentarios de los diputados.
Minutos antes, Cunillera la había tomado por el parlamentario del PNV Emilio Olabarría, al que interrumpió continuamente durante el final de su intervención hasta que le obligó a desistir: "Vaya acabando, señor Olabarría", dijo la presidenta. "Acabo ya, señora presidenta", respondió el peneuvista. "Señor Olabarría, por favor, se lo ruego, acabe ya", insistía Cunillera sin haber dejado siquiera pronunciar palabra al parlamentario vasco. "Ya le he dicho que voy a acabar ya, señora presidenta", replicó Olabarría. "Pero va acabando y no acaba, volvió a insistir la presidenta". Al final, el diputado del PNV decidió abandonar el puesto de orador y regresar a su escaño.