L D (EFE) El autobús quedó parcialmente calcinado, en un ataque que provocó también diversos daños en una docena de vehículos estacionados en las inmediaciones, según informaron fuentes del departamento vasco de Interior.
El ataque se registró sobre las siete y cuarto de la mañana de este domingo en la calle La Paz de Baracaldo, cuando tres personas entraron en la autobús y, al parecer, obligaron a su conductor a bajar del vehículo.
A continuación, los terroristas prendieron fuego al autocar. Según precisaron las mismas fuentes, la mitad del autobús quedó calcinada, mientras que otros vehículos estacionados en las cercanías también registraron daños.
El ataque se registró sobre las siete y cuarto de la mañana de este domingo en la calle La Paz de Baracaldo, cuando tres personas entraron en la autobús y, al parecer, obligaron a su conductor a bajar del vehículo.
A continuación, los terroristas prendieron fuego al autocar. Según precisaron las mismas fuentes, la mitad del autobús quedó calcinada, mientras que otros vehículos estacionados en las cercanías también registraron daños.
Por otro lado, en Álava, una veintena de proetarras arrojaron numerosas botellas con pintura roja y amarilla contra la fachada de la sede de la Diputación Foral de Álava, en Vitoria, sin que se produjeran daños personales. El ataque, según relataron a Efe fuentes de esta institución, se produjo hacia las 23:45 de esta pasada noche cuando una veintena de proetarras, que cubrían sus cabezas, se acercaron a la Plaza de la Provincia desde el casco viejo de la ciudad.
Desde allí, arrojaron numerosas botellas con pintura contra la fachada que impactaron en las ventanas y columnas del edificio, sin que se produjeran más daños materiales que los ocasionados por la pintura, ya que el blindaje de las ventanas impidió la rotura de cristales. Una vez arrojados los botellines de cristal, los encapuchados abandonaron rápidamente el lugar, por lo que no se produjeron detenciones ni mayores altercados.
Desde allí, arrojaron numerosas botellas con pintura contra la fachada que impactaron en las ventanas y columnas del edificio, sin que se produjeran más daños materiales que los ocasionados por la pintura, ya que el blindaje de las ventanas impidió la rotura de cristales. Una vez arrojados los botellines de cristal, los encapuchados abandonaron rápidamente el lugar, por lo que no se produjeron detenciones ni mayores altercados.