CAPÍTULO III: El otro Pizarro, el Pepiño Blanco de Chaves
En estos días se habla mucho de Pizarro, de Manuel Pizarro. Hoy queremos hablarles de otro Pizarro, Luis.
¿Quiere usted pernoctar en Alcalá de los Gazules?
Uno de ellos se llama Casa Pizarro, SL, B11327947, propiedad de los hermanos Pizarro, Ángel y Francisco (no aparece Luis). Y ahora tienen además el hotel San Jorge, que en tiempos fue propiedad municipal y luego de Tugasa (Turismo Gaditano, S.A. de la Diputación de Cádiz, controlada por el PSOE) y es Tugasa la que lo vendió a los hermanos Pizarro. ¿Había alguien de la familia en la presidencia de la Diputación por entonces? Ah…Curiosamente, Tugasa tiene muchos hoteles en la provincia y no vende ninguno, que sepamos. Sabemos que el San Jorge nunca funcionó como hotel en tiempos de Tugasa y que estaba en muy mal estado de conservación. Incluso se llegó a pensar en convertirlo en residencia de ancianos pero al final se le buscó esta solución, hotel en manos de la familia Pizarro. Hubo quien lo quiso comprar, dueños de restaurantes del pueblo, pero no pudieron. Lástima.
El Hotel San Jorge, el edificio completo, era la piscina municipal de Alcalá de Los Gazules. Esa piscina municipal se rompió y la solución que se encontró fue enterrarla. Y así lo hicieron, efectivamente donde hoy está el aparcamiento que disfrutan los señores Pizarro. El resto del edificio es lo que se conoce hoy día como Hotel San Jorge. En Alcalá, sin embargo, corre la duda acerca de este aparcamiento. Si ese aparcamiento es público porque la piscina lo era, ¿es que acaso lo han privatizado para que lo compren los hermanos Pizarro o es que la familia Pizarro utiliza el aparcamiento como si fuera privado cuando en realidad es público? O claro, cabe otra explicación. ¿Es que acaso Tugasa compró todo el complejo, piscina y edificio? ¿Es o no de propiedad municipal el aparcamiento que utilizan los hermanos Pizarro, ahora dueños del Hotel? ¿Lo sabe alguien? Qué inquietud.
La esposa
Comencemos diciendo que está casado con Elena Ruiz Márquez. Pizarro, siempre silencioso y oscuro, se vio envuelto en un escándalo a causa de ella. Ya hace años pero, como es costumbre en esta tela de araña, tuvo que ver con la obsesión "familiarista" . El clan de Alcalá ha sido especialmente significado por estas prácticas. Actualmente, Elena Ruiz, y salvo que hayan cambiado las cosas últimamente, trabaja para el PSOE. Siempre trabajó para el PSOE de Cádiz.
Fue un caso sonado porque fue denunciado en los medios de comunicación de Cádiz, singularmente en este caso por el grupo Joly, el propietario del "Diario de Cádiz". En resumen, Luis Pizarro intentó que su mujer, Elena Ruiz Márquez, empleada por el PSOE de Cádiz en su sede, pasara a ser asesora en la Diputación con un sueldo mucho mayor. Pero, lamentablemente para Pizarro, el caso pasó a los periódicos, seguramente filtrado por socialistas adversarios y otros enemigos íntimos, y finalmente, su mujer tuvo que quedarse sin el puesto.
El cuñado
A pesar de su apariencia de poquita cosa, Juan José Ruiz Márquez ha sido siempre reconocido como un destacado conspirador del clan de Alcalá. Desde una posición muy próxima a Carmen Romero, esposa de Felipe González, de la que era amanuense en la provincia de Cádiz, Juan José ha sabido colocarse adecuadamente en puestos decisivos.
Juan José Ruiz Márquez, que ha pasado por muchas cosas y lugares, lleva ya tiempo siendo director general de la Fundación Forja XXI, y tuvo gran poder durante la Expo 92 momento en el que "colocó" a muchos alcalareños (alcalaínos), incluso como periodistas, daba pases y coches y en seguridad. Incluso le buscó un coche oficial de paseo a algunos visitantes del PP. Actualmente Forja XXI tiene en proyecto la urbanización del recinto ferial de Alcalá, con problemas porque es terreno rústico y no urbano. El Ayuntamiento tiene preparada una Modificación Puntual del Recinto Ferial porque gran parte de donde quiere actuar no es todavía suelo urbano. Ya verán como no tiene importancia. Se hará lo que deba hacerse.
Un “pasatiempo” reciente de Alcalá para indignación del Clan
Uno de los pasatiempos de no pocos alcalareños en los últimos tiempos ha sido descifrar un famoso “cuento” en el que se describían los comportamientos y posiciones del clan de Alcalá. Sólo desvelaremos que el patriarca del cuento está inspirado, precisamente, en Luis Pizarro.
El cuento es éste:
“Érase una vez un reino que, en el Sur, tenía una Corte y dentro de ella, un pueblo blanco como la leche y serrano como el alcornoque. Cuentan que, por las noches, el viento de poniente traía el perfume del mar cercano hasta más allá de los azules. Y relatan las crónicas que, no hace mucho tiempo, de su propio seno surgió un poderoso Clan que tenía como único fin la conquista del poder y mantenerse en él para siempre jamás sin importar otra cosa. Eso sí, siempre en nombre del pueblo e incluso de los pobres. "
El Clan, como suele suceder, fraguó una mitología que muchos habitantes del pueblo creyeron a pie juntillas. Difundieron que el Clan se había enfrentado a un dragón dictatorial en el pasado y que lo único que querían era el bienestar y la libertad de todo el pueblo. Lo que fuese ese bienestar y esa libertad lo conocían a la perfección porque disponían de un Libro cuya ciencia sólo conocían los ungidos del Clan. Por eso dividieron al pueblo entre quienes creían en ellos y quienes no creían en ellos. Y sólo fueron considerados realmente hombres y mujeres del pueblo quienes creían en ellos.
El patriarca del Clan, aunque no tenía apenas estudios, era un hombre hábil y astuto. Desde el primer momento pensó cuál sería el mejor método para controlar el pueblo como primer paso para fiscalizar todo el sur del reino. Reunió a familiares y amigos y escribió con un pizarrín en un pizarrón: “Tenemos que organizar un Clan, el Clan más fuerte de la Corte del Sur”. Nadie ni nada debía moverse sin que el Clan lo controlara. Y se pusieron manos a la obra.
El Patriarca situó a su esposa en la oficina que el Clan había conquistado en el condado y, aunque luego intentó “colocarla” a dedo en el Palacio del Condado, los pregoneros lo impidieron con sus pregones y aún queda constancia de ellos. Entonces decidió que el hermano de su mujer, el “marqués”, controlara buenos dineros para distribuir entre los fieles y le forjó un puesto relevante en una fundación. Sus propios hermanos ya controlaban las posadas del pueblo. Uno de sus sobrinos ya estaba anclado en los fondos de la Corte del Sur, de cuyo capitostón se había hecho muy amigo, tanto, que se fue convirtiendo en su espía, canciller e incluso, según la ocasión, en su verdugo.
Gracias a esta relación, y a pesar de su aspecto desangelado y anodino, el Patriarca fue tejiendo su tela de araña sobre el pueblo, sobre el condado y sobre la Corte del Sur. Uno de sus hijos, conocido como “El Petate”, fue dejado en la fortaleza del pueblo como responsable de la diversión pública si bien antes había apagado algunos fuegos, siempre a costa del erario de la Corte del Sur. Amante de la familia, sólo de la suya ,porque despreciaba a la familia como institución, miraba con lupa a las novias de sus familiares pero a algunas les encontraba cobijo en el tesoro de la Corte.
No se olvidaba de sus otros cuñados. Es más, le buscó buenos oficios en la Corte. Otro de ellos, motejado como “El Tatón” y casado con una santa colocada en una enfermería del condado, tenía su regalía en la periferia de la Corte del Sur.
Pero, junto al Patriarca, estaba “El Primo”, conocido de ese modo no porque fuera lelo sino porque efectivamente era su primo. Su padre, comerciante de telas del pueblo, matrimonió dos veces pero a todos sus hijos e hijas los cobijó “El Primo”. Incluso a los dependientes de su padre, a uno de los cuales hizo alcalde del pueblo por muchos años. Este asimismo, amante también de su familia situó holgadamente a una de sus hijas en la corte del Sur y a la otra, cuyo marido era altamente colaborador, la convirtió en mantenedora de caminos y desbrozadora de montes.
El Primo, que llegó a ser mandamás en el Palacio del Condado, vio cómo uno de sus hermanos, motejado como “el fosor” por su manía histórica, formaba parte de su propio cortejillo. Fiel a los usos de la familia, “el fosor” estuvo satisfecho con que la esposa del “pelerón”, su cuñada, participara del tesoro de la Corte del Sur. Pero el preferido era su hermano “Ton y son” al que colocó en numerosas empresas y aventuras que pagaba con las monedas europeas de la Corte del Sur y del propio Condado, ayudando a sus sobrinos a recibir, asimismo, ración de Erario Público.
El Primo casi superaba al Patriarca en amor familiar. Una de sus hermanas quedó de guardiana en el Concejo del pueblo. Su sobrino, El Teterino, montó un club de refrigerio en el pueblo con música de fondo del Concejo. Incluso a alguna prima sonada fue atendida generosamente por el tesoro de la Corte.
Incluso a su hermanastra, emparentada con una familia de pregoneros del Condado, la ayudó arrimando doblones a la factoría de pregones para mitigar sus críticas y desviarlas hacia los enemigos. Y mucho más ayudó a su familia. Sólo mencionaremos de pasada que entre las jaras del pueblo, se entrevén mercedes como las concedidas a la mujer del “Pompidú”, el cateriño, Pero no digamos más, al menos por ahora.
Además del Patriarca y de su primo, el Clan se componía de amigos de corazón blanco y de piel de romero. “Pepino el breve”, llamado así por su mala y presurosas salida de la Corte del Sur, participó también en el caso de la deuda desaparecida en una casa de empeños del Condado, que los unió en la pomada con el mandamás de la Corte del Sur. “Pepino” y su hermano “Coquín”, luego experto ordenador del territorio, fueron desde el principio gente importante del Condado.
Desde sus atalayas ayudaron a muchos amigos y familiares como el “Egmasón”, “el muitillo” o “el colinón”, por mencionar sólo a algunos. Y no se nos olvide el “Don Perignon”, alguacil mayor de la Corte del Sur en el condado. En estos momentos, uno de ellos, el “Naftón”, llamado así por su oficio, clava banderitas en verdes deportes de hoyos y futuro. Ya habrá tiempo para un cronicón más detallado.
Otro miembro del Clan, llamado “El Ido” porque se fue pero volvió a las faldas del Patriarca, fue reenganchado a las huestes corporativas mediante el favor del gran “Cabañón” del Condado, ahora compungido por los gemidos de algún hermano cogido con las manos en la masa y ya veremos en qué mas.
Igualmente amante de la familia, “El Ido”, que tiene a una hija en la periferia de la Corte del Sur en el condado, también ve con satisfacción cómo alguna prebenda llega a sus cuñadas.
Gracias a la estrategia del Patriarca y del Primo, la estrategia de la ocupación, el Clan ha prosperado muy evidentemente en los últimos 25 años, alcanzando incluso sus tentáculos a la corte del Sur e incluso a la gran Corte del Reino. Pero que nadie olvide que todo comenzó en un pequeño pueblo del Sur, blanco como la cal más blanca y serrano como los alcornoques en un horizonte que lleva a más allá de los azules.
Pero, claro, esto (no) es un cuento y todo parecido con la realidad (no) es pura coincidencia. De modo que colorín, colorado, que este cuento se tiene que acabar y el final de este cuento ya ha llegado."
Como ven, queda bastante por explicar. Será en la próxima entrega de "La Tela de Araña andaluza".
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