Pese a que el Gobierno Zapatero busca esconder y restar importancia a la situación de tensión que se vive en las últimas semanas en la frontera hispano-marroquí de Beni-Enzar, en Melilla, como demuestra el hecho de que pidiese al Ejecutivo de la ciudad autónoma que guardara "silencio" y le recriminase que denunciara la situación; lo cierto es que la situación real es más grave de lo que se conocía hasta ahora.
Y es que, desde hace al menos una semana, "se han suspendido las patrullas conjuntas con la Gendarmería marroquí en la frontera por no está asegurada la integridad física de los guardias civiles. Se temen agresiones a los agentes". Esta denuncia la han hecho este martes dos de las asociaciones profesionales con presencia en el Consejo de la Guardia Civil, la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) y la Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UO).
Esto, se une a la reciente campaña emprendida por algunos medios del país vecino contra los agentes de la Benemérita. Exactamente, al editorial del diario Liberation, órgano de expresión de los socialistas marroquíes (Unión Socialista de Fuerzas Populares-USFP), que tachaba a los agentes "energúmenos" y en el que se aseguraba que la Guardia Civil era "de todo menos civil y civilizada".
Ambos asociaciones han exigido este martes "firmeza" al Gobierno central, tras lo cual han afirmado que las mujeres guardias civiles destinadas en Melilla no están sufriendo la misma campaña de acoso que sus compañeras de la Policía, debido sobre todo a que las responsabilidades de los guardias civiles en la ciudad no incluye la del control de pasaportes e identidades en la frontera.
Agresiones silenciadas por Interior
Por otra parte, fuentes consultadas por Libertad Digital denuncian agresiones silenciadas por el Ministerio del Interior por parte de marroquíes a ciudadanos españoles. Concretamente, a una agente del cuerpo de la Policía y a un alto funcionario del Estado, informa Pablo Montesinos.
En cuanto a la agente, estas fuentes desvelan que fue agredida por un marroquí y que consecuencia del golpe, "un manotazo" en el oído, ha tenido que darse de baja. Ocurrió cerca de un puesto de la Policía del país vecino, en la denominada tierra de nadie, sin que fueran a socorrerla.
El otro caso es algo más antiguo en el tiempo, anterior al recrudecimiento de la crisis diplomática, pero no menos grave. Según denuncian, un alto funcionario recibió "una paliza" por parte de marroquíes y tuvo que ser atendido por facultativos médicos. Interior intentó ocultar esta agresión.