
La improvisación, ésa de la que tanto acusan al Gobierno de Rodríguez Zapatero, pareció convertirse en la gran protagonista durante la primera jornada de la convención autonómica del PP, que se celebra en Palma de Mallorca con la asistencia de sus candidatos.
La idea de que Francisco Camps, proclamado a regañadientes e implicado en la trama de corrupción Gürtel, pudiera lograr uno de sus mayores deseos, que no era otro que el de fotografiarse con Mariano Rajoy y su número dos, sobrevoló irremediablemente el cónclave, convirtiéndose finalmente en la gran noticia y desplazando el resto de asuntos -como el Programa Marco- para desesperación del equipo popular.
Así, a la improvisación que tanto critican se le unieron los nervios, en aumento hasta el extremo cuando el presidente valenciano llegó al hotel, donde están apostados los primeros espadas del PP. Eran las cuatro y media cuando daba comienzo el primer espectáculo; a pie de coche le esperaba la delegación de la comunidad en pleno, incluidos destacados como Federico Trillo o Joaquín Ripoll.
Ningún miembro de la dirección nacional quiso formar parte de la imagen cortesana, que después continuó por los pasillos hasta llegar al auditorio. En todo momento, Camps estuvo rodeado por decenas de personas. Una vez llegó al plenario, el líder del PPCV fue jaleado como no ocurrió con ningún otro: "Presidente, presidente", se le gritó. En la grada, entre otros, el rehabilitado Ricardo Costa.
Y fue entonces, y una vez Camps se situó en la primera fila, cuando María Dolores de Cospedal hizo acto de presencia y se produjo la primera foto; él más a la izquierda, ella más a la derecha. Tras unos tensos minutos, finalmente se saludaron afectuosamente e incluso se dieron un abrazo. La secretaria general, "dama de hierro" según el PPCV, se quedó para escuchar el discurso del barón, centrado en la importancia de la unidad nacional.
Sin embargo, lo mejor estaba aún por llegar. A pocos minutos para que la ronda de alocuciones diera a su fin con Ramón Luis Valcárcel como protagonista, miembros de la Oficina de Información del PP anuncian la llegada del líder, pero fuentes solventes aseguran a Libertad Digital que no habría foto con Camps. Adujeron que ya se iban a ver 24 horas después y que Rajoy tenía otros compromisos, extremo que negó tajante el equipo presidencial que acusó del problema a un retraso del vuelo.
El equipo del presidente valenciano, mucho más numeroso al del resto de su homólogos, se entera casi en el acto de este hecho y fuerza la instantánea. Camps, tras un largo paseíllo que le lleva cerca de media hora, se aposta en el hall del hotel (epicentro de la cumbre) a la espera del jefe nacional.
Esperando pudo estar, minuto arriba minuto abajo, cerca de media hora y junto a él, con cara de póquer, el valenciano Esteban González Pons. Finalmente se unieron otros candidatos, como el extremeño José Antonio Monago.
Así las cosas, pasadas las ocho de la tarde, hacía su aparición Rajoy, provocando la ansiada fotografía; ésa que desde Génova han rehuido durante cerca de un año y que Camps había intentado sin éxito en muchas ocasiones. Tal fue la expectación que, por el peso de los fotógrafos, cedió una de las mesas del hotel.
"Estamos muy contentos", acertó a decir Rajoy, al que le costaba ver con claridad por culpa de la luz de las cámaras. "Ya hemos cumplido, ¿no?", añadió. "Te están grabando", le advirtieron entonces, y con las mismas se fue dejando a Camps en un segundo plano. "Somos imbatibles, somos los mejores", arengó el presidente valenciano a los suyos.
Auditoría interna contra la corrupción
Antes, el Partido Popular presentaba su compromiso entre los años 2011-2015 en aquellas comunidades autónomas en las que consiga la confianza suficiente de los ciudadanos para gobernar. Unas normas obligatorias para todos los candidatos impuestos por Rajoy, hasta el punto de que se comprometerán por escrito a cumplir hasta la última letra.
"Mejor sociedad, mejor gobierno", reza el título del documento, con 124 páginas en las que se habla -y mucho- de austeridad. Ya lo avanzó Libertad Digital: limitación a diez del número de consejerías, reducción de altos cargos, coches oficiales o móviles así como un largo etcétera.
Sin embargo, en su penúltima página, incluye un apartado que sonroja, principalmente, a aquellos que hacen de la lucha contra la corrupción su bandera política. El epígrafe dice "Regeneración" y ya en el último folio, y antes de una gran foto del jefe popular, asegura que "la respuesta ante los casos de corrupción debe ser justa y contundente".
El PP, según dice, "reitera su compromiso de contundencia y celeridad contra las prácticas corruptas en las administraciones públicas". Y hace un anuncio: la creación de un sistema de auditoría interna, a fin de velar por el Código de Buenas Prácticas que ya había caído en el olvido. Causando un gran revuelo, Antonio Basagoiti reclamó en su día, a través de este diario, la creación de una "Policía interna".
La auditoría tendrá que "realizar investigaciones de cualquier supuesto de malas prácticas, uso indebido de recursos públicos o del partido, o presuntos delitos". Y es que, según concluye este apartado, la formación actuará "ante cualquier supuesto de denuncia o de incoacción de procedimientos judiciales".
Camps, imagen contra la corrupción
Poniendo imagen a este programa y haciendo suyo, como el que más, el grito de guerra "Puedes confiar", Francisco Camps, candidato tras una larga odisea por la Comunidad Valenciana y manchado por los tentáculos del caso Gürtel.
Antes incluso de llegar, el barón regional ya era el protagonista, restándole notoriedad al resto de cabezas de cartel, algunos de los cuales -los más noveles- no disimulan su cara de póquer al ser abordados por el devenir de los acontecimientos.
En conversación informal -claro está-, uno de esos candidatos que por primera vez se enfrenta a las urnas explicaba que le cuesta "mucho" defender a Camps cuando no tiene claro que ni sepa quién es. "Nunca me ha saludado en los Comité Ejecutivos". Evidentemente, continúa, "nos es muy difícil vender nuestra marca de limpieza" con un presidente autonómico que "previsiblemente" será sentado en el banquillo de los acusados.
La importancia de las encuestas
El análisis se produjo, con otros primeros espadas presentes -y asintiendo-, al inicio de la cumbre, y que incluye otro punto relevante: "Camps no sería candidato" si las encuestas no le fueran tan positivas. Y es que, recuerdan, el líder valenciano no sólo no volvería a ganar por mayoría absoluta, sino que mejoraría resultados. Según una encuesta de Metroscopia para El País, pasaría de sus 54 escaños actuales (la absoluta está en 50) a 60.
"Él -Camps- quiere demostrar que los valencianos le perdonan y parece ser que Rajoy ha optado por mirar por otro lado siempre y cuando no le de problemas el día de las elecciones", zanjó un miembro de la dirección nacional. Sea como fuere, la doble foto ya es una realidad.