LD (V. Gago) La expectativa del PSOE, pero sobre todo la del PP, es que Manuel Campo Vidal y Olga Viza no intervengan durante los 90 minutos que dura cada uno de los debates.
(Fotos: Mondelo / EFE)
En canales como Libertad Digital Televisión, que los transmitirá en directo, ese tiempo se extenderá –antes y después del cara a cara– en un programa especial con análisis de Federico Jiménez Losantos, José María Marco y Alberto Recarte, conducido por Dieter Brandau, director de Informativos.
Para los populares, un moderador invisible y mudo, tal cual se comportó Matías Prats en el cara a cara de Pedro Solbes y Manuel Pizarro celebrado el pasado 21 de febrero, justificaría su arriesgado placet a Campo Vidal y a su empleada, Olga Viza. Esto supone, de hecho, partir con desventaja: Rajoy no sólo tendrá que estar pendiente de su contrincante, sino de que el papel del moderador no se aparte de lo que ellos esperan. Sólo así podrá regresar a casa esa noche y decirles a los suyos: "¿Veis como el moderador era lo de menos?".
El hecho es que la suspicacia por la designación de Campo Vidal y Viza añade a Rajoy una presión que Zapatero no tiene. Y eso es partir con más peso en la carrera, o sea, con desventaja. La elección del moderador no es una decisión menor ni insignificante.
En este contexto, hay que interpretar los insistentes mensajes que salen del cuartel del PP, quitando hierro al rol de los presentadores.
"HASTA DEBAJO DE UN PUENTE"
Al conocerse, días atrás, que Campo Vidal asesora al Gobierno y otros datos de su dependencia mercantil e ideológica del PSOE, los populares proclamaron que no les preocupa la filiación del presidente de la Academia de Televisión porque "no somos sectarios" y porque, para el PP, lo prioritario es poder debatir con Zapatero. "Ya dijimos que Rajoy debatiría hasta debajo de un puente", remarcaron.
La imagen expresa de manera elocuente la disposición del PP a partir en una situación de desventaja, por tendenciosas que sean las condiciones. Lo que transmiten es esa idea mitológica de que Rajoy superará cualquier obstáculo, que es capaz de batirse con Zapatero y con el moderador al mismo tiempo, que puede con dos y con los que le echen. Ésa sobreponderación crea expectativas que también añaden presión al aspirante. Toda la presión de más que se va acumulando sobre los hombros de Rajoy, es una presión de menos en los de Zapatero, que es a quien debe examinarse. También eso es partir en desigualdad de condiciones. También en eso se nota la mano del moderador, antes de empezar el debate.
UN PARTIDO DE IDA Y VUELTA
El asesor de telegenia de Rajoy, Jorge Rábago, ha expuesto en COPE este sábado un dato relevante de la estrategia del candidato popular.
Señala que en el PP se plantean los dos cara a cara como "un partido de ida y vuelta", con lo que la estrategia será para la secuencia completa, y no para cada uno de los debates. ¿Qué significa esto?
Sugiere, en primer lugar, que Rajoy no quiere volver a cometer el error de José María Aznar en 1993, cuando, después de derrotar con claridad a Felipe González en el primer debate en Antena 3, lo que dispuso a su favor el voto de 1,1 millón de electores indecisos –según el sondeo de Demoscopia publicado al día siguiente por El País–, perdió el segundo y decisivo cara a cara por mala preparación o exceso de confianza.
En segundo lugar, indica que el candidato popular modulará los argumentos y el tono pensando en la secuencia completa, y no de manera independiente.
Habrá que ver cómo responde el candidato socialista a esta opción estratégica. Es posible que Rodríguez Zapatero, asesorado entre otros por su fiel Miguel Barroso –director de la Casa de América, esposo de la ministra Carmen Chacón, amigo personal del presidente y valedor del grupo de promotores de Mediapro y La Sexta que lidera Jaume Roures–, elija lo mismo que Rajoy. Si así fuera, cabe esperar un primer debate de contención y un segundo más intenso, al sprint.
O es posible que Zapatero opte por atacar desde el principio, sabiendo que la agenda cerrada, los complejos de su oponente con las condiciones del debate –elección de los moderadores y de la Academia de Televisión– y el mal resultado de Manuel Pizarro en el sondeo tras el debate con Solbes en Antena 3 le benefician y hace que todos estén más pendientes de la reacción del aspirante a estas condiciones de partida.
A POR EL MINUTO DE ORO
Los férreos límites de la agenda de temas y el precedente del cara a cara Solbes-Pizarro son otros factores que ya están operando en el debate Zapatero-Rajoy, antes de que empiece la emisión televisiva.
En Libertad Digital, ya se ha analizado por qué una agenda que empieza por un bloque de Economía y termina con otro de "Retos", y en la que los baldones de la gestión de Zapatero –sus cesiones políticas a ETA, las evidencias de que ha mentido reiteradamente, los escándalos de su Oficina Económica, la persecución, agresión y detención de opositores, su pacto vigente y estrecho con independentistas para cambiar el modelo de Estado por la vía de los hechos consumados, su rescate del odio de la Guerra Civil para llevar a cabo su proyecto político contra media España,...- apenas tienen oportunidad de examinarse entre los epígrafes del sumario del debate, es una mala condición de partida para el aspirante.
1) Economía y Empleo (minuto 00:00 - 18:00)
2) Política Social (18:01-36:00)
3) Política Exterior y de Seguridad (36:01 - 54:00)
4) Política Institucional (54:01 - 72:00)
5) Retos (72:01 - 90:00)Que los moderadores no tengan que intervenir, como esperan PSOE y PP, puede significar que los bloques del debate se desarrollan sin añadidos imprevistos y, por tanto, que Rajoy no está pudiendo hablar de lo que importa sobre el mandato de su adversario.
Y si, por otra parte, Rajoy intenta meter con calzador el examen de la verdadera gestión de Zapatero, entonces es probable que los moderadores intervengan para frenar en seco esa deriva del debate inconveniente para el presidente, con el pretexto de que se sale de la agenda pactada por los jefes de campaña de los dos partidos, José Blanco y Pío García Escudero.
En principio, de "terrorismo" sólo está previsto que se hable en el tercer bloque, sobre Política Exterior y de Seguridad, entre el minuto 36 y el 54. En el debate de Solbes y Pizarro, el llamado minuto de oro –el pasaje más visto del programa– fue entre el 39 y el 40.
Si volviera a recaer en esa franja, significará que cuando Zapatero y Rajoy estén hablando de Política Exterior y de Seguridad –terrorismo, seguridad pública en general,...–, habrá más personas pendientes de lo que digan que en ningún otro momento del programa. Una pista interesante para los contendientes y sus entrenadores.
El precedente del pasado jueves aporta más información útil, sobre todo para el aspirante Rajoy, quien, gracias a Solbes, ya sabe cómo va a enfocar Zapatero el bloque de arranque del debate y, gracias a las encuestas, sabe lo que debe corregir del primer intento de su número dos por Madrid.
El cara a cara de los gurús económicos del PSOE y el PP fue seguido por 4,7 millones de espectadores, lo que también permite estimar sin temor a equivocarse que los debates de Zapatero y Rajoy batirán las marcas de 4 y 5 millones de pares de ojos de los que celebraron González y Aznar en 1993. Más expectación que nunca. ¿Más papeletas que nunca en las urnas? Eso es otro cantar y depende, en buena medida, de lo que hagan los contendientes. De lo que hagan los moderadores, sólo estará pendiente el PP.
EL DAFO DE RAJOY
Fortalezas
|
Debilidades
|
Oportunidades
|
Amenazas
|
EL DAFO DE ZAPATERO
Fortalezas
|
Debilidades
|
Oportunidades
|
Amenazas
|