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El Estatuto y las ausencias marcan el aniversario de la Constitución

En un aniversario precedido por nuevas presiones de Montilla, los políticos han celebrado una Constitución cuyo futuro sigue pendiente de la decisión del TC sobre el Estatuto. Bono se ha decidido este domingo a pedir respeto al "árbitro". Faltaron todos los presidentes autonómicos del PP.

Los actos de conmemoración de la Constitución vinieron precedidos por declaraciones de varios de los protagonistas del día. El primero en hablar fue Patxi López, cuya presencia cobró especial relevancia por tratarse del primer lehendakari en participar en la celebración. Ante los medios, apuntó a futuras reformas del texto constitucional –"ningún texto es sagrado", dijo–, pero desde el consenso.

También hablaron de la Carta Magna Zapatero y Rajoy. El presidente del Gobierno descartó reformas en la Constitución: sentenció que no hay "una necesidad imperiosa de hacerlo" y que el actual texto es y ha sido "muy útil". En efecto, todo apunta que los cambios vendrán por otro lado, con la aún desconocida sentencia del Estatuto. Sobre él habló ante la prensa Mariano Rajoy, que, respecto a hipotéticos cambios en el texto constitucional, apuntó que nada es "inmodificable en esta vida".

El discurso oficial llegó con José Bono ya dentro del Congreso. Consciente de que la fecha estaba marcada por un fallo del TC que sigue sin llegar, Bono aprovechó para lanzar algún mensaje. La Constitución, advirtió ante todos los presentes, entre ellos José Montilla, "no es infinitamente flexible" sino que "tiene límites". "A semejanza de cualquier práctica deportiva", existen los límites del "campo de juego, que no son una restricción sino una garantía", insistió. Esta "garantía a las reglas del juego exige sometimiento a un árbitro". Añadió que reivindicar "la supremacía de la Constitución es la mejor manera de hacerle homenaje".

Otra mención importante fue para el lehendakari Patxi López: "Por ser la primera vez que nos acompaña, muchos españoles no me perdonarían que no le cite en estas palabras". En el discurso, también hubo llamadas al consenso. Con el texto constitucional, indicó, los españoles empezamos a "llevarnos bien" y a "bajar el dedo acusador, dolorido de tanto señalar al enemigo". "Fiel espejo de las esperanzas del pueblo español, ciudadanos y políticos caminaron al unísono" y ahora "no ha nacido, ni se le espera, el español que valga más que otro".

Bono reivindicó así el valor del pacto. "Hay que pactar" para que máximas como que "ni el sexo, ni la religión, ni el lugar de nacimiento" se conviertan en "razón de privilegio". "La razón es siempre un proyecto inacabado", aseguró Bono en su intervención, en la que también dijo que "la España Constitucional no es un edificio en ruinas, sino una comunidad de sentimientos, y a nosotros los políticos nos incumbe que sean los mejores, buenos, solidarios". Concluyó con un recuerdo a Jordi Solé Tura.

En los pasillos, escenario de los habituales corrillos, el Estatuto, del que realmente depende el futuro de la Carta Magna, fue uno de los temas principales pero no se dijo nada nuevo. María Emilia Casas se negó a adelantar acontecimientos y sólo apuntó que el tribunal que preside trabaja "intensamente". Sí se la vio hablar con Rajoy y con Montilla, que no quiso apuntar qué comentó con la presidenta de ese TC que se empeña en presionar. También se habló de las ausencias de la mayoría de presidentes autonómicos, en particular del PP. No acudió ningún líder autonómico de este partido.

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