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Aznar ofrece a la oposición diálogo sobre el futuro de Irak pero Zapatero lo rechaza

En su primera intervención tras iniciarse el ataque contra Irak, el presidente Aznar ha dicho que Irak es una "amenaza" real ante la que "no hay espacio ni para la neutralidad, ni para la indiferencia, ni para la equidistancia". Ha ofrecido a la oposición "espacios para la aproximación y el diálogo". Zapatero lo ha rechazado.

(Libertad Digital) Tras celebrar una reunión con el Gabinete de Crisis, el presidente del Gobierno, José María Aznar, ha leído un comunicado ante los medios de comunicación congregados en el Palacio de La Moncloa. Allí ha subrayado el “compromiso” de España en la lucha contra el terrorismo, las armas de destrucción masiva y los Estados que “no respetan las bases mínimas de la convivencia”. Precisamente para demostrar el “apoyo firme a la legalidad dirigida a combatir todas esas amenazas”, que Aznar dijo que “son reales y afectan a todos, a nosotros también”, Aznar reconoció que no cabía otro camino que el ataque inmediato a Irak, aunque no fuera la opción “más cómoda”, porque “no queremos trasladar al futuro los riesgos que debemos afrontar en el presente”.

En una declaración que apenas duró ocho minutos, Aznar subrayó que “la alternativa a un orden internacional creíble no es otra que la impunidad de aquellos que lo quiebran. Y de esta quiebra nunca puede esperarse que salga la paz. En esta disyuntiva –dijo el presidente–, no hay espacio ni para la neutralidad, ni para la indiferencia ni para la equidistancia”. Por este motivo, y en coincidencia “con un amplio grupo de países”, España apoya el ataque aliado contra Irak, ya que comparte “la preocupación de hacer efectiva la paz y las condiciones de seguridad en las relaciones entre los Estados” y apuesta, según explicó el presidente del Gobierno, “por la legalidad internacional en su espíritu y en su letra”.

El jefe del Ejecutivo aprovechó su intervención para trasladar a la sociedad española “la seguridad de que las acciones militares emprendidas (en Irak) serán congruentes y proporcionadas para lograr el objetivo del desarme”. Aznar también garantizó que “las capacidades (militares) del despliegue se utilizarán de modo que se reduzca la posibilidad de que se produzcan víctimas civiles”, y subrayó que “el Gobierno dará prioridad a la respuesta inmediata para la ayuda humanitaria”, tal y como se comprometió el martes pasado en el Congreso de los Diputados, cuando desveló que el Ejército español no se implicaría activamente en las operaciones militares llevadas a cabo en el “teatro de operaciones” iraquí, sino que acudiría al Golfo Pérsico para dar apoyo logístico y humanitario.

Según el presidente, al iniciarse un conflicto armado “el compromiso por la paz y la seguridad adquiere su expresión más grave”, pero “la última oportunidad perdida lo es para Sadam, no para el pueblo iraquí”, dijo Aznar. “Bien al contrario –añadió–, porque “el fin de las oportunidades de Sadam significa el inicio de las oportunidades para el pueblo iraquí” con el objetivo de “impulsar su propio desarrollo”, a lo que España se ha comprometido a contribuir activamente. En este contexto, el presidente destacó también “el papel relevante de la ONU en ese proceso”, que abrirá un período “esperanzador para el conjunto de la región”, y España, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, trabajará “para que así sea”, afirmó el presidente.

En cuanto a la postura tomada por la oposición, Aznar dejó una mano tendida a la negociación y el diálogo, al afirmar que no pretende “que nadie renuncie a sus posiciones, pero sí pido que se deje un espacio para la aproximación y el diálogo de futuro”. Para finalizar, Aznar mostró el “reconocimiento” del Gobierno a la “preocupación” de los españoles, por lo que reiteró “el compromiso” del Ejecutivo a “mantener informados” a los ciudadanos “con transparencia y puntualidad”, dijo.

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