LD (Europa Press) Marcello Pera, que participó en la apertura del Campus FAES 2005, es para José María Aznar un ejemplo de "ese europeísmo de verdad", el de "los hechos, las reformas y los objetivos cumplidos". Frente a ello, Aznar ha criticado "este sentimiento de culpabilidad, rayano en complejo de inferioridad", que afecta "tan de lleno" a la realidad política española. En su opinión, ese sentimiento "bien pudiera plantearse que la tan vendida Alianza de Civilizaciones no es sino uno de sus más tristes reflejos".
Esa pérdida de indentidad, "es una grave amenaza no sólo para nuestro continente, sino para el modo de vida occidental, la democracia, la libertad y los valores humanos universales", según considera Aznar. Europa vive en su opinión una crisis "política y de identidad" que viene dada por "la volubilidad bien poco responsable de unos dirigentes que cambian constantemente de dirección".
Siguiendo con dicha idea, el ex presidente advierte que "sólo quienes siempre han creído en realidades posibles están pudiendo demostrar ahora que el liderazgo se demuestra andando. Quienes, en cambio, han olvidado la defensa de los intereses nacionales con tal de diferenciarse del gobierno anterior, han perdido el liderazgo, han perdido la capacidad de negociar y de construir coaliciones, y se han convertido en perfectamente irrelevantes".
Cristianismo e identidad europea
A continuación, el ex presidente recuerda que autor del libro se define a sí mismo como no creyente, pero reconoce "la aportación fundamental" de la tradición cristiana al humanismo occidental y postula una 'religión civil' que asuma sus valores fundamentales y esté "al servicio del individuo, la familia y los grupos sociales que conforman la sociedad".
De este modo, sigue considerando que "Europa no debe olvidar que la libertad, la igualdad y la tolerancia son principios crecidos al calor del cristianismo, y fundados en la dignidad humana de la persona que el mensaje de Jesucristo reconoce --apunta Aznar--. Realidad ignorada, por ejemplo, por algunos políticos a la hora de redactar la fracasada Constitución europea, que el propio Pera cree manifiestamente mejorable. Como él mismo explica, si no tenemos claro nuestra identidad, nuestras ideas y nuestros principios, difícilmente podremos plasmarlos en ningún texto constitucional".
En este contexto, defiende que Europea debe recuperar la noción de sus orígenes, "su esencia, su identidad perdida" y añade que la UE debe ser consciente de la "superioridad moral" de unos valores vigentes durante siglos "y que dan los mejores resultados allí donde se les permite arraigar". "Esa es la realidad que muchos pretenden negar. Como en la antigua mitología griega, vivimos un 'Rapto de Europa' distinto, en el que el dios Zeus, transformado ahora en un toro de cuernos relativistas, secuestra en sus lomos las ideas que adornan la virtud de la princesa Europa, convertida ahora en vieja dama ajada", apostilla.
Libertad para crear y emprender
"Los europeos nunca hemos sido un continente resignado" --destacó--. "Nunca hemos sido un continente que renuncie a crecer y a generar prosperidad. Europa nunca ha sentido dudas sobre si debía defenderse frente a las agresiones, ni sobre dónde estaban sus aliados. Ninguno de esos son rasgos de la identidad europea".