El uso del Falcon para asuntos particulares fue inaugurado por Alfonso Guerra en 1988 cuando, atrapado en un atasco en la frontera con Portugal, llamó para que un avión de este tipo le rescatara en la localidad de Faro. Tenía que llegar a una corrida de toros en Sevilla.
La polémica regresó con las elecciones europeas de 2009, cuando Zapatero recorrió más de 3.000 kilómetros en uno de ellos para participar en mítines del partido, ajenos a su responsabilidad de jefe del Ejecutivo. Posteriormente Zapatero, haciendo caso omiso al Tribunal de Cuentas, ha utilizado el Falcon para ir a todos sus actos de partido. También utilizó el avión militar para ir a un acto electoral en Valencia con el primer ministro portugués, José Sócrates. El presidente, muy gentilmente, se llevó al socialista portugués a Coimbra en el avión de lujo y, tras participar en otro mitin, volvió a Madrid.
No fue el único. Leire Pajín, que entonces no formaba parte del Ejecutivo, también viajó en un Falcon para ir a Alicante, aprovechando un vuelo oficial del Ministerio de Exteriores.
Pero el escándalo más sonado fue cuando se conoció que tres ministros, en tres Falcon distintos, viajaron a Bruselas con sólo media hora de diferencia.
El Falcon es un avión con toda clase de lujos. Cuero, televisión individual, mesitas personales, sofá cama... El minuto de vuelo sale a 83 euros.
Pero no es el único lujo que utilizan los miembros del Gobierno sin medida. También aprovechan los coches oficiales. Por ejemplo, Elena Salgado utiliza el coche oficial para ir a la peluquería o a clase de Pilates, e incluso para enviar a alguien a comprar bombones a la pastelería Embassy del Paseo de la Castellana en Madrid. A Bibiana Aído, había que ir a buscarla a ella y a sus amigas a altas horas de la madrugada, cuando salían de copas. En el extremo contrario se encontraría Trinidad Jiménez, que no utiliza el coche oficial los fines de semana.
Y como no recordar la genial foto de ABC cuando los alcaldes socialistas madrileños fueron a pedir dinero a Esperanza Aguirre. Había 500.000 euros aparcados en la Puerta del Sol.