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ANÁLISIS: Las claves de la crisis de Irak

Entramos en los días cruciales de la crisis de Irak. En las próximas dos semanas asistiremos a una oleada de informaciones que no deberían atraparnos desprevenidos. La avalancha aumentará según se acerque la fecha del ataque, que ahora se calcula alrededor del 14 de marzo.

L D (Nacho García Mostazo) Hemos dividido en tres apartados la enumeración de las claves que nos ayudarán a comprender mejor cómo se desarrollarán los acontecimientos, previsiblemente, en los próximos días. Por un lado, EEUU, Reino Unido y España llevan a cabo una importante ofensiva diplomática, a fin de sumar apoyos en el Consejo de Seguridad de la ONU. En segundo lugar, explicamos detalladamente cuál es la situación actual en Irak. Y, por último, cómo se plantea el trabajo del Ejército Aliado ante la fecha, cada día más cercana, del ataque militar al régimen de Sadam Husein.

1. La ofensiva diplomática

En el Consejo de Seguridad, EEUU, Reino Unido y España deben conseguir que China, Rusia y Francia no utilicen su derecho de veto. China no lo hará, porque el régimen debe buena parte de su supervivencia económica a los grandes contratos que mantiene con las principales empresas de Estados Unidos y porque Colin Powell se ha comprometido a no tocar a Corea del Norte, al menos de momento. Rusia, cuya posición es intermitente, tampoco usará el derecho de veto porque EEUU le ha prometido que respetará sus contratos petroleros en Irak, aunque los dirigentes rusos todavía aprovecharán esta semana para intentar llevar a cabo algún gesto de propaganda favorable a Sadam.

Por su parte, el presidente francés, Jacques Chirac, está quedándose solo pidiendo una prórroga para los inspectores de armas, pero Francia tiene muy claro que no usará su derecho de veto. Este lunes, en un viaje a Argelia, Chirac ha ratificado su posición, pero ha dicho que la presión de la amenaza militar es necesaria para lograr el desarme de Irak. Sus diplomáticos, además, no buscarán quedarse aislados en un contexto de creciente globalización económica. EEUU lo consideraría una afrenta diplomática tan grave que incluso ha amenazado con bloquear los contratos petroleros de Francia en Irak, además de dejar a los galos fuera del importante “pastel” de la reconstrucción iraquí tras el ataque. Chirac, que ya ve cómo la Unión Europea se alinea junto a EEUU –bajo los auspicios del eje Londres-Madrid-Roma–, seguirá suavizando su actitud.

Además, los tres países que presentaron la nueva propuesta de resolución seguirán trabajando para conseguir los otros seis votos necesarios para que sea aprobada. Los elegidos son, por diferentes motivos, México, Chile, Pakistán, Camerún, Angola y Guinea Conakry. Con respecto a los tres africanos (Camerún, Angola y Guinea Conakry), los servicios de inteligencia estadounidenses parece que no necesitan espiarles en la ONU, ya que tienen una baza mucho más importante: han “cazado” a altos cargos de algunos de estos gobiernos con grandes cuentas abiertas en Suiza donde atesoran cientos de millones de dólares. Los diplomáticos de EEUU y el Reino Unido en la ONU sabrán muy bien cómo administrar esta información en el momento adecuado. Además, los tres países mencionados esperan como agua de mayo la ayuda económica estadounidense, siempre necesaria en una región que pasa de la guerra a la reconstrucción continuamente.

Pakistán, aliado de EEUU en la guerra de Afganistán, no se va a arriesgar a votar en contra de la resolución. El general Pervez Musharraf, dictador paquistaní y actual socio de EEUU, quiere seguir donde está por mucho tiempo. También tiene cuentas en Suiza, engrosadas con cuantiosas donaciones estadounidenses, pero EEUU no cree que sea el momento de deshacerse del militar. Al contrario, Musharraf mantiene cierta estabilidad en Pakistán, valorada actualmente como “suficiente” por Washington. Quizá más adelante sea el momento de cambiarle, pero no mientras Osama Ben Laden siga oculto en una zona fronteriza entre Pakistán y Afganistán dominada por tribus donde Musharraf no tiene control alguno.

Por su lado, México y Chile ya están cambiando su actitud ante la resolución propuesta por EEUU, Reino Unido y España. De momento, parece que México ya ha decidido que votará a favor. Esta variación diplomática se produce ante la posibilidad de que Washington abra, en un horizonte no demasiado lejano, las negociaciones del tratado de inmigración, una aspiración eterna del Gobierno mexicano que Vicente Fox, el presidente, convirtió en uno de los ejes de su campaña electoral. Por su parte, Chile no tardará mucho en pasarse al bando de los que votarán a favor. En unos días, EEUU anunciará la inminente ratificación del Tratado de Libre Comercio con Chile. Luego le seguirá la Unión Europea, que también tiene un tratado similar pendiente de ratificación.

2. La situación en Irak

Desde la semana pasada, estamos viendo cómo el régimen de Sadam Husein hace pequeños avances en dirección al desarme, aunque son movimientos muy medidos: lo justo como para tratar de retrasar el inminente ataque y convencer a los partidarios de la opción pacífica de que el trabajo de los inspectores de armas de la ONU debe continuar. Tras deshacerse de diez misiles Al Samud II, el consejero presidencial para el desarme, el general Amer al Saadi (anterior responsable del rearme iraquí), anunció que ya han informado a los inspectores de la ubicación de unas157 bombas cargadas de ántrax y restos de la destrucción de 1,5 toneladas de gas nervioso VX.

Pero la técnica política del dictador iraquí es tan pueril que sus movimientos pueden anticiparse con gran facilidad. Hace unos días, durante una entrevista con la CBS, se hizo el sueco cuando le preguntaban por los misiles Al Samud II, para días más tarde reconocer que los tenía y anunciar su destrucción. Lo mismo ocurre con las armas de destrucción masiva. Como hemos mencionado, en Irak ya están abriendo algunos almacenes para hacer creer al mundo que el régimen está dispuesto a desarmarse, pero la lentitud de sus reacciones demuestran que la prioridad del mandatario iraquí no es esa, sino simplemente ganar tiempo para salir vivo de esta crisis.

Sadam Husein no las tiene todas consigo. Al parecer, habría negociado con la CIA una salida pacífica de Irak, a cambio de 2.200 millones de dólares. Le acompañarían sus familiares y colaboradores más cercanos, pero Sadam quería exiliarse en Arabia Saudí, país que, de momento, no lo acepta. De hecho, parece que los saudíes no se andan por las nubes y sus servicios secretos habrían ofrecido una cuantiosa suma –además de inmunidad legal– a varios miembros del Gobierno iraquí a cambio de dar un golpe de Estado y derrocar a Sadam. Según parece, el premio gordo se lo llevará quien consiga matar al dictador. Sean o no ciertas estas noticias, que aparecieron publicada en diversos medios occidentales días atrás, parece que Sadam Husein –cada vez más paranoico– teme más el derrocamiento interno que el ataque militar estadounidense.

El dictador ha creado nuevos cuerpos militares y paramilitares que, se supone, darán su vida por protegerle. Incluso ha sacado de la cárcel a criminales, que nada tienen que perder, para organizar un cuerpo de “elite” dedicado a proteger su vida por encima de todo. Además, ha montado comandos de aviadores suicidas –como los kamikazes japoneses de la II Guerra Mundial– y ha metido en la cárcel a los pilotos que se niegan a colaborar. Asimismo, cuenta con la ayuda de grupos de combatientes radicales –incluso con los llamados árabes afganos– armados con virus letales y venenos para tratar de causar la mayor cantidad de bajas entre los soldados estadounidenses que entren en Irak. Estos últimos son suicidas que, por lo que parece, tienen relación directa con grupos terroristas como Hezbollá, Hamas y, por supuesto, Al Qaeda.

Además, durante los próximos días aparecerán noticias realmente preocupantes. Distintos medios de comunicación –sobre todo británicos, estadounidenses, israelíes y hasta incluso los españoles– irán publicando reportajes, producto de filtraciones de los servicios de espionaje, que demostrarán que Irak merece ser atacado inmediatamente. Entre otras cosas, veremos cómo Hamas y Hezbollá, además de Al Qaeda y otros grupos terroristas –quizá ETA–, han intentado hacerse con dichas armas a través de intermediarios iraquíes. Además, sabremos que el régimen de Sadam Husein esconde armas de destrucción masiva en túneles y búnkeres excavados bajo tierra en los alrededores de Bagdad. Y si no lo sabemos ahora, lo veremos al término de la operación militar contra su régimen. No en vano, el Pentágono ha acreditado a 500 reporteros internacionales para que acompañen a las tropas en su avance hacia Bagdad. Es la primera vez que permite un despliegue tan importante.

3. El ataque militar, a mediados de marzo

El Pentágono ha diseñado un ataque que arrasará los complejos de telecomunicaciones, de distribución de energía y los dos perímetros de seguridad de Bagdad, donde parece que se han instalado baterías antiaéreas y misiles tierra-tierra. Dentro de sus planes, EEUU contempla capturar o matar a Sadam en menos de tres horas desde el inicio del ataque. Para ello, soldados de los cuerpos de elite (Rangers, Marines, etc.) entrarán a Bagdad en helicópteros. Aviones “Predator” de espionaje, armados con misiles, sobrevolarán la capital iraquí para impedir que Sadam abandone el país en un avión. Lo volarán, si es necesario. Y si el dictador intenta salir de la capital a través de la compleja red de túneles construida en los últimos diez años (EEUU tiene los planos), bloquearán las salidas y le seguirán hasta darle caza.

No obstante, en el terreno militar todavía falta el despliegue estadounidense en Turquía. Aunque ya hay cerca de 200.000 soldados aliados en la zona, la frontera norte es esencial para los estrategas del Pentágono. Y no sólo porque parte del ataque tendrá que iniciarse desde allí, sino porque la presencia del Ejército dará garantías a Turquía de que los kurdos no aprovecharán el río revuelto para ganar posiciones. En apenas unos días, el Gobierno de Turquía puede ser que permita finalmente la entrada de las tropas aliadas, a pesar de la actual oposición del Parlamento. Si no lo hace, Estados Unidos tiene un plan alternativo. El Pentágono hará un puente aéreo para descargar a unos 60.000 soldados en el norte de Irak, concretamente en la zona de exclusión aérea habitada por los kurdos. De una forma o de otra, es muy probable que Irak quede definitivamente rodeado por las fuerzas militares a principios de la próxima semana. Con todos los efectivos en su puesto, la cuenta atrás para el régimen de Sadam empezará a correr todavía más deprisa.

Los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos han interceptado comunicaciones entre mandos militares iraquíes que les permiten pensar que la mayoría se rendirá sin oponer resistencia. En este contexto, la guerra parece que apenas durará unos días, a lo sumo una semana, aunque la mayoría de medios norteamericanos hablan de una “operación quirúrgica” que quedará lista en apenas 48 horas. Esta información permite pensar que es cierto que Sadam Husein intenta ganar tiempo con el desarme a pasos cortos mientras, a la vez, negocia su posible salida a espaldas de sus partidarios, a los que necesita tanto como teme. Parece creíble que el dictador aceptara la oferta de la CIA para abandonar Bagdad exiliándose en Arabia Saudí, o en otro país, que quizá se esté buscando apresuradamente en estos momentos.

La primera ministra de Nueva Zelanda ha dicho que el ataque militar a Irak podría producirse, como muy tarde, el lunes 17 de marzo. Pero la fecha incluso podría adelantarse, en función de los avances diplomáticos que vayan produciéndose en los próximos días. Este viernes se presentará oficialmente ante la ONU el tercer informe de los inspectores de armas, que nuevamente albergará esperanzas sobre el desarme, aunque también dirá que los gestos del régimen iraquí no son suficientes. La semana siguiente, en concreto el día 11, los embajadores de EEUU, Reino Unido y España se reunirán para hacer el recuento definitivo de votos que han logrado sumar en estos días. Si son suficientes, el día 12 se someterá a votación la propuesta de resolución en el Consejo de Seguridad.

Pese al temor a equivocarnos por agoreros, es más que previsible que entre el jueves 13 y el viernes 14 de marzo, el ataque militar a Irak sea un hecho consumado.

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