(Libertad Digital) El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, considera que la victoria de su partido en la Comunidad de Madrid le abre la puerta a La Moncloa en 2004. Sin embargo, parte de un hecho incierto, ya que el candidato del PSOE, Rafael Simancas, perdió las elecciones en Madrid frente a Esperanza Aguirre, la candidata del Partido Popular, y sólo un pacto con Izquierda Unida permitirá a Simancas convertirse en presidente de la Comunidad madrileña. Con una escasa diferencia de 100.000 votos entre el PSOE y el PP, ni siquiera el más optimista entre los socialistas puede decir que las elecciones del 25-M han sido una victoria, y el propio Zapatero, en realidad, reconocía días atrás que simplemente podía mostrarse moderadamente optimista.
Menos optimismo puede mostrar Zapatero al revisar las numerosas críticas internas recibidas como consecuencia de los resultados electorales, ya que su partido sólo obtuvo unos 100.000 votos de diferencia sobre el PP en el escrutinio definitivo. El primero en alzar su voz fue Juan Alberto Belloch, futuro alcalde de Zaragoza por el PSOE, quien criticó la estrategia diseñada por su partido, que primó la imagen de Zapatero y los temas nacionales e internacionales sin destacar los proyectos locales y regionales. A Belloch le siguió Joaquín Leguina, quien se quejó amargamente de la derrota de Trinidad Jiménez, candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid impuesta por el propio Rodríguez Zapatero.
También José Bono, que ha revalidado por sexta vez la presidencia de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, se unió al coro de voces críticas, al explicar públicamente a Zapatero –con total cortesía– que el nicho de votantes del PSOE no está a su izquierda, sino en el centro-derecha, donde él mismo había conseguido arañar los votos suficientes como para obtener una nueva mayoría absoluta en su región. A las críticas de estos tres relevantes personajes del PSOE también se ha unido Pasqual Maragall , presidente del PSC y aspirante a la presidencia de la Generalitat de Cataluña. Para negar unas acusaciones del candidato de CiU, Artur Mas, quien dijo que Maragall tendría que pactar en Cataluña con aquellos partidos que le dijera Zapatero, el presidente del PSC dejó a su líder en evidencia, al afirmar que quien manda en el Partido Socialista de Cataluña es él, y no Zapatero.
Por último, también la revista “Temas” , presidida por Alfonso Guerra, ha dejado por escrito una dura crítica contra Zapatero, en un artículo firmado por su director –José Félix Tezanos– bajo el título de “Falta de gas”, en el que reclama “menos protestas y más propuestas”. A todas estas voces se ha unido el veterano comunista Santiago Carrillo , quien ha propuesto a Zapatero que lidere una amplia coalición, a la que se debería sumar Izquierda Unida, ya que actualmente es el único líder español capaz de ponerse al frente de un verdadero programa de izquierdas.
Menos optimismo puede mostrar Zapatero al revisar las numerosas críticas internas recibidas como consecuencia de los resultados electorales, ya que su partido sólo obtuvo unos 100.000 votos de diferencia sobre el PP en el escrutinio definitivo. El primero en alzar su voz fue Juan Alberto Belloch, futuro alcalde de Zaragoza por el PSOE, quien criticó la estrategia diseñada por su partido, que primó la imagen de Zapatero y los temas nacionales e internacionales sin destacar los proyectos locales y regionales. A Belloch le siguió Joaquín Leguina, quien se quejó amargamente de la derrota de Trinidad Jiménez, candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid impuesta por el propio Rodríguez Zapatero.
También José Bono, que ha revalidado por sexta vez la presidencia de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, se unió al coro de voces críticas, al explicar públicamente a Zapatero –con total cortesía– que el nicho de votantes del PSOE no está a su izquierda, sino en el centro-derecha, donde él mismo había conseguido arañar los votos suficientes como para obtener una nueva mayoría absoluta en su región. A las críticas de estos tres relevantes personajes del PSOE también se ha unido Pasqual Maragall , presidente del PSC y aspirante a la presidencia de la Generalitat de Cataluña. Para negar unas acusaciones del candidato de CiU, Artur Mas, quien dijo que Maragall tendría que pactar en Cataluña con aquellos partidos que le dijera Zapatero, el presidente del PSC dejó a su líder en evidencia, al afirmar que quien manda en el Partido Socialista de Cataluña es él, y no Zapatero.
Por último, también la revista “Temas” , presidida por Alfonso Guerra, ha dejado por escrito una dura crítica contra Zapatero, en un artículo firmado por su director –José Félix Tezanos– bajo el título de “Falta de gas”, en el que reclama “menos protestas y más propuestas”. A todas estas voces se ha unido el veterano comunista Santiago Carrillo , quien ha propuesto a Zapatero que lidere una amplia coalición, a la que se debería sumar Izquierda Unida, ya que actualmente es el único líder español capaz de ponerse al frente de un verdadero programa de izquierdas.