Una semana después de que el cuerpo de la joven Cristina Martín apareciera, el pueblo de Seseña se ha echado a la calle para exigir justicia. En concreto, una reforma de la ley del menor. La manifestación se convocó de manera espontánea a través de las redes sociales de Internet, como Facebook y Tuenti, pero los vecinos no han dudado en acudir a la cita y congregarse en la plaza del Ayuntamiento.
El clamor a favor de un endurecimiento de la ley ha sido unánime. Cuántas personas más tienen que morir para que se modifique, rezaba una de las pancartas. Aunque los habitantes de la localidad toledana estaban especialmente molestos con el alcalde, Manuel Fuentes (IU) por no haber asistido a la marcha.
Los vecinos, contra el alcalde
Fue por ello que, cuando se dirigían hacia el cementerio, los concentrados desviaron su trayectoria para abuchear al regidor a las puertas de su casa. Fuentes no tardó en salir y, entre los insultos, atendió a los medios.
El regidor intentó justificar su ausencia señalando que la marcha no había sido convocada por ninguna organización concreta y que en ella se estaban coreando consignas fascistas, en referencia a la pancarta que el partido Democracia Nacional extendió en la plaza y en la que se podía leer: "No al racismo español".
Fuentes aseguró que Seseña "no es un pueblo racista", aunque haya gente que lo "intenta aparentar", algo que –según el alcalde– no van a permitir en una población que cuenta con un 20 por ciento de habitantes de otras nacionalidades.
El "calor de los acontecimientos"
Preguntado por si creía conveniente una reforma de la ley, Fuentes se ha mostrado contrario. “¿Creemos que porque un menor sepa que la pena que le caiga va a ser más dura no va a cometer un delito?”, se cuestionó el alcalde, que ha señalado que no es partidario de introducir modificaciones “al calor de los acontecimientos”. "Al rebufo de lo sucedido hay gente que quiere sacar provecho político", añadió en respuesta la petición del Partido Popular para que se modifique la Ley del Menor "que ellos mismos aprobaron".
Una de las jóvenes promotoras de la concentración a través de las redes sociales, Mercedes Vila, de 18 años y residente en Seseña, dijo que no se trataba de una marcha racista y precisó que aunque no conocía a Cristina le dolía lo sucedido.
Entre los manifestantes también estaba Julia C., vecina de esta localidad, quien dijo que había acudido con sus dos hijas pequeñas para pedir reformas en la Ley del Menor, ya que en este país "sale gratis matar a alguien" y pidió a los socialistas que "se pongan las pilas".
La marcha terminó en el cementerio de Seseña, donde reposan los restos de Cristina, y en cuyas puertas se guardó un minuto de silencio, roto por un largo aplauso, y se colocaron unas velas en recuerdo de la joven.