L D (Agencias) La pelea por la presidencia del Gobierno vasco no ha hecho más que comenzar y augura dos meses polémicos en los que las relaciones entre PSOE y PNV pueden verse más que deterioradas. Apenas horas después del recuento de votos el PNV ya salió a cara de perro reclamando su victoria. Pretende que haber obtenido más votos y más escaños le da derecho exclusivo a gobernar. Como si fuera la primera vez en este país que dos fuerzas sumando apoyos arrebatan el gobierno al partido más votado. Olvida que en las diputaciones de Álava y Guipúzcoa no obtuvo la mayoría y sin embargo gobierna.
A medida que el fantasma de pasar a la oposición se vuelve más real, las arremetidas del PNV se hacen más duras y los nervios comienzan a aflorar. Este martes, el presidente Iñigo Urkullu cerró la puerta a negociar su candidato a lehendakari a cambio de conservar el gobierno. "No sacrificaremos a Ibarretxe para lograr un pacto con López", aseguró, al tiempo que advertía que un pacto con el PP creará "inestabilidad en el País Vasco".
Patxi López se ha visto obligado a responder a las amenazas del PNV de hacer pagar a Zapatero en Madrid que les arrebate el Gobierno del País Vasco. "Ya vale de amenazas, el País Vasco no es suyo. El PNV es un partido, no es ni el régimen ni la religión del País Vasco", y ha recordado que el mundo seguirá existiendo aunque pasen a la oposición. López aclaró que intentará recabar los apoyos necesarios para ser lehendakari. Eso sí, no mencionó al Partido Popular como posible aliado preferente. En los mismos términos se ha manifestado José Luis Rodríguez Zapatero, que ha recordad al PNV que estas cosas pasan en las democracias. "Nos ha pasado a todos los partidos alguna vez".
Se adivina que Patxi López tiene la firme voluntad de se lehendakari, y el enfado del PNV lo demuestra. Desde el PSOE ya hablan de que nadie es imprescindible y confían en lograr apoyos puntuales con otras fuerzas políticas en el Congreso si el PNV les retira los suyos.
El presidente del Congreso de los Diputados, el socialista José Bono , declinó este martes hacer vaticinios sobre la posibilidad de que el PNV retire su apoyo al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en caso de verse desalojado de Ajuria Enea, si bien advirtió a los nacionalistas que "el cielo o el infierno están llenos de quienes se creían imprescindibles". Poco antes de intervenir en la presentación de la última novela del periodista Fermín Bocos, Bono comentó a Europa Press que España es una democracia consolidada y no debe sorprender que, después de unas elecciones, cada cual haga sus cálculos."Al presidente del Congreso no le corresponde hacer predicciones y mucho menos hacer profecías –agregó–. Yo me reservo mis cálculos porque como presidente no me corresponde decirlos, ya que soy árbitro y para ello ayuda más ser discreto y prudente que hablador".
En parecidos términos se expresó también el portavoz parlamentario del PSOE en la Cámara Baja, José Antonio Alonso . Según dijo, el grupo socialista se propone seguir trabajando como hasta ahora, "con absoluta normalidad y con total tranquilidad" para buscar los acuerdos necesarios, sin excluir a nadie, y que eso le permita sacar adelante el trabajo parlamentario "pase lo que pase en el País Vasco". "Geometría variable" fue el término empleado por Alonso para describir el hecho de que el grupo socialista haya pactado en el último año con distintas fuerzas parlamentarias, entre ellas, el PNV. IU, ICV y ERC ya han ofrecido su apoyo a Zapatero para evitar un eventual apoyo de CiU.