(Libertad Digital) El último atentado de la banda terrorista ETA ha puesto de manifiesto la difíciles condiciones en las que trabaja la Guardia Civil en el País Vasco. A la denuncia que efectuaba un agente en la zona a este diario se suma la indecencia de varios alcaldes del PNV. Según revela ABC, regidores de estas siglas políticas no dudan en poner trabas a las obras para mejorar la seguridad de los cuartales. Niegan, por ejemplo, la instalación de cámaras de vigilancia y de bolardos que impidan la aproximación del vehículo.
Los ejemplos se suceden en diversos municipios, sobre todo en Guipúzcoa y Vizcaya, aunque el rotativo de Vocento evita dar el nombre de estas localidades para no aportar "la más mínima pista a los asesinos". De acuerdo a las fuentes consultadas, uno de estos consistorios se ha negado a la colocación de una cámara de seguridad en el exterior de la casa cuartel. El motivo: la Benemérita la quería instalar en el soporte de una farola. Tras el portazo del Ayuntamiento, los agentes tuvieron que montar el dispositivo visual desde el interior de las instalaciones con las consecuentes limitaciones.
Este mismo consistorio, además, ha instalado una parada de autobús justo en el acceso de la casa cuartel, muy utilizada los fines de semana por los jóvenes. "Cualquier día, entre ellos, se van a mezclar dos terroristas para dejar una bomba y nadie se va a enterar", comentan las fuentes consultadas por ABC. No es lo único. También se niega a podar el seto que interfiere en la visión desde los puestos de vigilancia.
Por su parte, la casa cuartel de Legutiano no contaba con un muro de contención que delimitara un perímetro de seguridad con garantías. Además, sus instalaciones no se encontraban en perfectas condiciones.