Algunos sindicatos, como el Sup, fueron colaboradores entusiastas para que Aído esté donde está, tras el 11M.
Ahí se ve lo valientes que son los marroquíes y en qué consideración tienen a las mujeres. Las tienen como mulas de carga y atadas a la pata de la cama tras un velo esa ignominia que llaman "burca".
A la Aído esa, tiempo debiera haberle faltado para salir en socorro y defensa de unas ciudadanas españolas insultadas, vejadas, humilladas y señaladas en carteles de vergüenza.
¡Marroquíes, a casa! No os necesitamos.