El ministerio de Defensa sigue trabajando en mejorar la seguridad de las tropas desplegadas en Afganistán. Para ello, mejorará la potencia del armamento que utilizan, algo que evitó hacer el Ejecutivo Zapatero, ya que es difícilmente justificable cuando se vende una misión de imposición de la paz por la fuerza como tarea meramente humanitaria.
Los nuevos morteros, Cardon de 81mm de fabricación israelí, tardan menos de dos minutos en hacer fuego tras una rápida y sencilla entrada en posición. Permite una cadencia de 12 disparos por minuto, la velocidad máxima que alcanza el proyectil es de 330 metros por segundo y el alcance de las granadas es de 6.900 metros.
El margen de error en el tiro es de unos 20 metros –mucho menor que los morteros actualmente en dotación–, y además, el sistema es capaz de calcular los datos de tiro y corregir la posición por sí mismo, automáticamente.
El sistema es capaz, por sí mismo, de calcular los datos de tiro y posicionarse, gracias a la automatización de gran parte del proceso. Incluso no resulta necesaria la transmisión por voz de los datos de tiro, porque para apuntar el arma basta con marcar el punto directamente sobre el plano del ordenador que maneja el jefe del sistema. También se pueden introducir las coordenadas del objetivo o fijarlo con las que envíe el observador avanzado a través de su telémetro láser.
Según informa el Ejército de Tierra, "todas estas características lo convierten en uno de los sistemas de armamento más modernos y avanzados del panorama armamentístico mundial, y suponen para el Ejército de Tierra un salto cualitativo en cuanto a evolución tecnológica y técnica".
El mortero estará embarcado sobre vehículos VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctico), un todoterreno de tracción a las cuatro ruedas, por lo que será el primero instalado sobre una plataforma ligera, ya que hasta ahora los morteros del Ejército de Tierra estaban embarcados en plataformas pesadas, como los BMR (Blindado Medio sobre Ruedas) y los TOA (Transporte Oruga Acorazado).
La plataforma del VAMTAC es el modelo S-3, aunque ha sido modificada respecto al resto que posee el Ejército para reforzar su nivel de blindaje, hasta colocarlo en condiciones similares a los que usan otros blindados de última generación como los MRAP, familia a la que pertenecen los RG-31.
Asimismo, el chasis ha sido específicamente diseñado para soportar los esfuerzos transmitidos por el mortero durante el fuego, incluyendo un sistema hidroneumático que absorbe la energía que se libera durante el disparo; y cuenta con unos estabilizadores en la parte trasera que tardan menos de 30 segundos en anclarse en tierra proporcionando un plus de resistencia al movimiento.