El Gobierno comparó las dos fotografías que se vivieron el pasado jueves en los parlamentos de Alemania y España. En el primero, la canciller Angela Merkel recibía el "sí" masivo de la Cámara para ayudar a las entidades financieras de nuestro país con problemas. El apoyo se hacía extensible a la socialdemocracia del país, que arropó la decisión. Mientras, casi al mismo en tiempo, la Carrera de San Jerónimo ofrecía una estampa de división, con el PSOE escenificando una enmienda a la totalidad al nuevo paquete de medidas del Ejecutivo, que se ajustaban a las exigencias realizadas por la UE y el Fondo Monetario Internacional.
Junto a los socialistas, el resto de fuerzas minoritarias rechazaron el plan de acción de Mariano Rajoy llegando, en algunos casos, a pedir la insumisión ante Bruselas. Al término del Consejo de Ministros, Soraya Sáenz de Santamaría llamaba a tener "amplitud de miras y liderazgo". O, en otras palabras, "a darnos cuenta de que es la UE quien nos está prestando el dinero, y que lo que estamos haciendo es de obligado cumplimiento y que no tenemos otra opción. La otra posibilidad es el infierno, no poder sacar dinero de los cajeros", afirmó dramático un asesor gubernamental.
El rapapolvo de la vicepresidenta fue importante. Más aún porque no suele utilizar la tribuna de Moncloa para criticar al PSOE. Pero, vistas las dos imágenes, argumentó que "uno tenía la impresión de que -los socialistas- se habían desentendido de los problemas de España". La portavoz recordó al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que la crisis "no se ha creado en siete meses. Hay que ser responsables".
El presidente suele decir que es importante saber "dónde estamos" y quiénes, con sus decisiones, llevaron al país a una segunda recesión en muy poco espacio de tiempo. Y su número dos insistió en esta teoría: "El PSOE estuvo en el origen y en el inicio de los problemas que este Gobierno está trabajando por solventar", evidenció. Esto es, expuso la Moncloa, llegar al extremo de mentir en el dato del déficit público.
"Los ciudadanos nos juzgarán a todos", señaló Sáenz de Santamaría. En el pasado, en el momento actual y en el futuro. Aunque sí que exigió por varias veces "responsabilidad política", no sin volver a levantar la bandera de todos para pronunciar: "Tenemos que hacerlo todos de la mano".
En cuanto a las protestas vividas en las últimas jornadas, en especial las convocadas el jueves, el Gobierno admitió que fueron numerosas y que las tiene en cuenta. Incluso que puede entender que haya españoles molestos, una vez se están subiendo los impuestos y recortando salarios. Pero se mantuvo firme en la hoja de ruta. En voz de la vicepresidenta, "hay dos posibilidades. Hacer lo que sea necesario para salir de la crisis o no hacer nada. Y no hacer nada es lo que nos ha llevado a la situación que vivimos hoy". El Ejecutivo, confirmó, seguirá trabajando por la consolidación fiscal y aplicando medidas estructurales.