El argumento de Gobierno y PP es sencillo: el durísimo plan de ajustes aprobado el viernes, y del que todavía existen muchas dudas, "no era una opción". Más bien al contrario, "una obligación" impuesta desde Bruselas, con la necesidad impetuosa de controlar el déficit público como telón de fondo. Y si el país no cumple, se incide, "se corta el grifo" y esto "sería letal para las entidades financieras con problemas, por ejemplo, en un momento en el que no fluye el crédito".
Esta fue la base de todo portavoz, gubernamental o de partido, que este sábado tomó la palabra en el congreso del PP de Andalucía, convertido en una especie de fortín granadino entre protestas de descontentos funcionarios -el viernes se vivieron momentos de gran tensión, pero la jornada estaba siendo hoy más tranquila-. Dentro, la idea era insistente: "Hay que hacerlo, lo otro era el infierno", en voz de un alto cargo.
Ahora bien, si ésta es la teoría, en público solo Fátima Báñez se mantenía en el cartel inicial de oradores, dejando en el camino a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; y al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Al final, hizo acto de presencia por sorpresa el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Báñez, muy crítica con la subida del IVA en la oposición -una vez formó parte del equipo económico del PP-, fue vehemente ante los suyos a la hora de defender los ajustes: "Habrá algunos que se resistan al cambio, pero la mayoría silenciosa de buenos españoles afrontarán los esfuerzos con aplomo y serenidad. España saldrá de la situación con perseverancia y esfuerzo", proclamó.
Esto es, el Gobierno entiende el malestar ciudadano que el plan reformista pueda acarrear -Hay medidas especialmente dolorosas", admitió la ministra-, pero se pide altura de miras para evitar una helenización en las calles; cosa que hasta ahora no ha ocurrido en España. El temor, no obstante, se agudiza en los círculos gubernamentales, tal y como informó ya el jueves este diario.
La ministra quiso recordar las líneas rojas que el Ejecutivo sí ha mantenido: "Podemos decir a la cara a esos más de cinco millones de parados que a ellos no les va a afectar, seguirán cobrando lo mismo. Hemos cambiado la prestación para los nuevos que entran en el sistema, y lo hemos hecho con sensibilidad", sentenció.