¿Qué ha sido de lo más granado del zapaterismo?
Aído, Pajín, Calvo, Moratinos, Álvarez... muchos de los ministros de Zapatero hacían buena la frase "nunca menos ha sido más". ¿Qué ha sido de ellos?
El adiós a su escaño de Leire Pajín nos ha recordado a toda una plana mayor del zapaterismo que, con algunas excepciones, se ha visto eclipsada tras el abandono del poder de su mentor: nombres que llegaron a la política nacional de diversos ámbitos –y no pocos de ellos casi desde la nada– y que nos deleitaron con una trayectoria llena de declaraciones estrambóticas, decisiones lamentables y, en suma, contribuyendo, y no poco, a que los gobiernos de Zapatero estén, sin duda, entre los peores de la historia de España.
Pero acostumbrados a la alfombra, el coche oficial y el foco de los medios para ellos no es fácil mantenerse en una posición discreta, si bien encontrar acomodo en la empresa privada todavía resulta más difícil.
Llegados a este punto, ¿qué ha sido de ellos? ¿Qué ha pasado con aquellas ministras y ministros que, día sí día también, nos sorprendían con su sectarismo, su incultura y, en general, con su escasa capacidad? Vamos a intentar descubrir qué destino se ha reservado para lo más granado del zapaterismo.
Por su juventud y su escasa experiencia incluso en política, Aído es quizá el mejor ejemplo de los políticos sobredimensionados de la etapa Zapatero. Pasó de la agencia del flamenco andaluza a todo un ministerio, aunque fuera el de Igualdad, y desde allí dio repetidas muestras de que su capacidad política no era sino... la que cabía esperar por su currículum.
Con la crisis y las tímidas reformas de Zapatero el Ministerio de Igualdad se vio reconvertido en secretaría de Estado, con la propia Aído al frente, hasta que en junio del año pasado, dadas las perspectivas del PSOE y probablemente sus propias perspectivas dentro del partido, eligió un destino lejano que le permitiese seguir viviendo del dinero público: asesora en el organismo para la mujer de la ONU.
Lo peor de todo, comprobar que el nombramiento no les ha salido a los españoles barato, ni mucho menos: Zapatero se comprometió con el organismo en cuestión a donaciones por casi 100 millones de euros que, obviamente, no saldrán de su bolsillo sino del nuestro.
Con más experiencia política que algunos de sus compañeros en el Consejo de Ministros, Magdalena Álvarez llegó a un ministerio importante como Fomento desde donde unió a una gestión más que cuestionable –recordemos los episodios de las nevadas o el estado financiero de compañías públicas como Aena o Renfe– a un historial de declaraciones difícilmente igualable: desde colocar a Aguirre "colgada de una catenaria" hasta aclararnos sus problemas de expresión explicándonos que "cuido tanto hablar, que hablo peor. Porque pienso más rápido que estoy hablando".
Al dejar su ministerio en abril del 2009 se incorporó a las listas del parlamento Europeo de su partido, consiguiendo una plaza en el cómodo retiro que Bruselas es para muchos políticos.
Sin embargo, al parecer aquello no era suficiente para el genio de la Álvarez, así que algo más de un año después lograba, con el apoyo del Gobierno, un cargo y una remuneración más acordes con sus cualidades: vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, una entidad pública, cobrando 20.000 euros al mes.
Siempre a la sombra de Zapatero, José Blanco fue mucho en el Gobierno, ministro de Fomento, y absolutamente todo en el PSOE: controlaba la organización con mano férrea e incluso recuperó para sí un cargo, el de vicesecretario general, que hasta ahora sólo había ocupado el otrora todopoderoso Alfonso Guerra.
Después de acumular tanto poder, con el dibujo del nuevo PSOE de Rubalcaba en el horizonte sin que guardase para él un lugar preeminente, y con el caso Campeón gravitando sobre su cabeza, Blanco anunció que se retiraba "de la primera línea de la política".
Hasta ahora sigue en el Congreso de los Diputados, en un papel no de segunda sino de tercera fila, pero se especula con su pronto retorno a la política gallega desde donde podría intentar, incluso, el asalto a la Presidencia de la Junta.
Si a algún ministro socialista de la historia de nuestro país se le recordará por sus declaraciones, será probablemente a Carmen Calvo. Desde sus problemas con el latín a su peculiar –pero se diría que muy secundada– teoría sobre "el dinero público".
Tras su paso por el Ministerio de Cultura, que acabó en abril de 2007, fue recompensada con un puesto en las listas al Congreso en las elecciones de 2008. A pesar de mantener un papel más que discreto durante toda la legislatura se mantuvo hasta el final y, de hecho, probablemente seguiría siéndolo en la actualidad de no haberse enfrentado a la excomunista Rosa Aguilar.
Actualmente ha vuelto a la docencia –es catedrática de Derecho Constitucional– y ofrece conferencias ocasionalmente.
La "niña de Felipe" y la ministra de preferida de Zapatero, al menos durante un tiempo, ya desde antes de dejar el Ministerio de Defensa Carme Chacón lanzó su propia apuesta por ser el futuro del PSOE.
Una apuesta que, en contra de lo que se podría pensar, no ha frenado tras su propio desastre electoral en Cataluña, donde el PSC logró incluso superar la debacle del PSOE a nivel nacional: la candidatura liderada por Chacón tuvo 19 puntos de caída por "sólo" 15 de Rubalcaba.
Tras ser derrotada en el congreso de Sevilla por sólo 22 votos de cerca de un millar de delegados, Chacón se ha hecho fuerte en el PSC, donde ha colocado a hombres muy cercanos en la mayor parte de los puestos clave y ha elegido una estrategia de perfil bajo que pasa por muy escasas apariciones públicas y algún esfuerzo concreto en temas puntuales en los que en ocasiones logra imponer su criterio al propio Rubalcaba.
No es fácil encontrar a un profesional de la Justicia tan significado políticamente como ya lo estaba Mariano Fernández Bermejo antes de ser ministro del ramo por encargo de Zapatero. Bermejo había desarrollado una carrera trufada de ideología y con notable éxito, gracias sobre todo a puestos en los que se es designado, como el que ocupaba antes de entrar en el Gobierno: Fiscal Jefe de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
Como otros compañeros de gabinete Fernández Bermejo logró su escaño en el Congreso en las elecciones de 2008, pero la alegría no le duró mucho: en febrero de 2009 se veía abocado a la dimisión después de la primera huelga de jueces de la historia de España y, sobre todo, de la polémica cacería en la que compartió mesa y mantel como Garzón y el comisario de la operación Gürtel y para la que no tenía licencia en regla.
Tras mantenerse como diputado hasta el final de la legislatura abandona la política y vuelve a la carrera judicial, lo que provoca que el suyo sea, probablemente, el destino más sorprendente de todas las grandes estrellas del zapaterismo: ser nombrado por el Gobierno de Mariano Rajoy, que lo ha colocado fiscal de Sala de lo Militar del Tribunal Supremo.
Aunque Trinidad Jiménez ya era un personaje con alguna relevancia en el PSOE, fue con la llegada de Zapatero a la secretaría general cuando Trini, como se la conoce en el propio partido, empezó a disfrutar de grandes oportunidades y un elevado grado de exposición pública.
Así, fue candidata a la alcaldía de Madrid en unas elecciones que perdió por goleada frente a Ruiz Gallardón, para tiempo después ser premiada con una secretaría de estado y, más tarde, ser ministra de Sanidad y cosechar una todavía más humillante derrota frente a Tomás Gómez en las primarias de la comunidad de Madrid. Llegaría entonces el premio gordo: sustituir a otro de los miembros de esta lista, Moratinos, en el Ministerio de Exteriores.
Trinidad Jiménez no ha abandonado la política y tras la debacle electoral sigue jugando un papel bastante activo en el PSOE: apoyó a Rubalcaba frente a Chacón y gracias a ello es secretaria de política social dentro del partido y además de diputada acumula diversas vocalías y cargos tanto en la mesa del Congreso como en varias comisiones.
El que fuera ministro de Exteriores y responsable de buena parte de la desastrosa política exterior de los últimos años, ha destacado por su alianza de civilizaciones, las relaciones privilegiadas con las dictaduras de medio mundo y, desde el punto de vista del humor, por su genial y muy recordado discurso en lingala.
Probablemente Miguel Ángel Moratinos fue el único sorprendido por su cese como ministro en la crisis de Gobierno de octubre de 2010, abandonando el cargo con lágrimas en los ojos, literalmente. Tras las elecciones dejó también su escaño y desde entonces ha sido uno de los que más ha costado reubicar: de muestra, su fracaso en su intento de ser Secretario General de al FAO a pesar de sentirse capaz de acabar con el hambre.
Finalmente, haciendo honor a sus buenas relaciones con los países árabes ha acabado fichando por Qatar, donde será consejero del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria del país del golfo Pérsico.
Finalmente, nos detenemos en la última joya del zapaterismo que ha anunciado un cambio en su vida, asegurando que va a hacer "un paréntesis" en su carrera política: la exministra de Sanidad se marcha a una entidad internacional, la Organización Panamericana de Salud.
Pajín es uno de los productos más puros del zapaterismo: llegó a una secretaría de Estado con menos de 30 años y después fue secretaria de organización del PSOE – en la práctica eso suponía ser la número tres del partido, sólo por detrás de Blanco y el propio Zapatero – para acabar el ciclo socialista como ministra de Sanidad.
Su apuesta por Carme Chacón en el pasado congreso del PSOE es sin duda una de las razones que ha contribuido a su "paréntesis" en Washington, sede de la organización para la que trabajará ahora. Un destino, por cierto, que como en el caso de su compañera Bibiana parece que nos ha salido bastante caro.
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