La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, insufló ánimos en una de las semanas más decisivas para España y para el euro. El Gobierno no disimula que busca del Consejo Europeo, que arranca el próximo jueves, una hoja de ruta clara, un calendario de cara a concretar herramientas para conseguir una mayor integración fiscal y unión bancaria. Mariano Rajoy insistió en la víspera que es necesaria una "respuesta clara" ante la "difícil situación" a la que se enfrenta la Unión Europea en su conjunto.
En medio de este escenario, a lo que sumar que empieza a conocerse el catálogo de exigencias de la UE por la línea de crédito a la banca o la crisis de deuda que no cesa, Sáenz de Santamaría quiso hacer un alto para entonar un discurso muy apegado a la ciudadanía y sensiblemente patriótico, una vez pidió enarbolar el orgullo de ser español, también en el marco económico.
"Apelo a la responsabilidad para, como tarea compartida, trasladar fuera y dentro la imagen real de nuestro país, que tiene una marca insuperable, la marca España, es que la de todos los españoles que trabajan y se esfuerzan por salir del bache cada día", promulgó, en la escuela de verano de la Universidad Católica de Ávila. Y es que el Ejecutivo no se cansa de recordar que el país es pionero en muchos sectores, con grandes empresas en todo el mundo, y es una de las grandes potencias económicas de Europa pese a las dificultades.
De ahí que, aunque queden "curvas peligrosas", la número dos de Rajoy mostró su "convicción" de que España "saldrá adelante", como ya lo hizo de peores situaciones como la Guerra Civil y la dictadura. "España es un país hecho así mismo, con dificultades", insistió.
Para volver a la senda del crecimiento, la vicepresidenta se acogió al programa reformista del Gobierno, que -según Rajoy- sumará nuevos ajustes duros y drásticos en las próximas semanas para cumplir con el objetivo de déficit. En principio, tales medidas no se conocerán tras la cumbre de Bruselas de esta semana e irán en la línea de las recomendaciones hechas desde el FMI y las instituciones comunitarias.
Sáenz de Santamaría avanzó algunas reformas en las que el Ejecutivo ya trabaja. Por ejemplo, en las próximas semanas, el Consejo de Ministros aprobará el anteproyecto de reforma de la Ley de Bases de Régimen Local para definir las "competencias impropias" de las corporaciones locales y su financiación. La eliminación de duplicidades, en el marco de la tijera de la administración pública, también será noticia en breve, así como la "unidad de mercado" para que -según explicó- "un empresario no tenga dificultades para desarrollar sus actividades en cualquier lugar del país y deba enfrentarse a 17 administraciones".
Todo, destacó, bajo la premisa de que la austeridad es la base del crecimiento. Esto es, un compromiso a fuego de que se cumplirá con el objetivo de déficit, como prueba definitiva ante la UE de que España es un país fiable y se puede volver a confiar en él a todos los niveles. Ahí está, por ejemplo, la productiva normativa de pago a proveedores, que a permitido "aflorar las facturas" para dejar claras las cuentas.
La vicepresidenta, que hizo un profuso resumen de las medidas ya ejecutadas -como la Ley de Transparencia, entre otras- concluyó su discurso apelando a la grandeza del país y pidiendo a los ciudadanos, a los que agradeció su esfuerzo, que confíen en el Ejecutivo, una vez tiene "un plan de reformas exhaustivo y completo" a fin de poner "el contador a cero" y poder salir adelante. "Urgencia y templaza" pero "con la cabeza fría", aseguró.